4 ideas erróneas sobre los acúfenos

Los acúfenos (o tinnitus) siguen siendo un trastorno poco comprendido, incluso entre los médicos, ya que a día de hoy no se tiene del todo claro su origen. De ahí que sea relativamente fácil formarse una opinión que no se ajusta del todo con la realidad.

Por ello es necesario repasar 4 de los errores más comunes sobre los acúfenos. Para desentrañar lo verdadero de lo falso.

1. “Los acúfenos no son tan graves”

Aunque ahora se conoce más este trastorno, todavía hay personas que reciben cierta incomprensión cuando comentan el problema que padecen. Y que cuando intentan explicar en qué consisten los tinnitus, el primer comentario que reciben es que “solo es un zumbido en el oído. No es que sea algo de vida o muerte”.

Comentarios de este tipo demuestran una total falta de empatía. Pero como no siempre es fácil darse cuenta del sufrimiento ajeno, estos testimonios revelan lo tortuosos que pueden llegar a ser:

“Son tan fuertes como una olla a presión que silba a todo volumen. Y los escucho todos los días, desde que me despierto hasta que me acuesto. Me agotan y estresan. Y han causado un envejecimiento prematuro del oído”.

“¿Cómo seguir viviendo con una alarma en mi cabeza día y noche sin descanso? Más cuando fui incomprendida por mis seres queridos, incluso después de que solicitara la baja por depresión. Casi no salí de casa durante un año y en ese tiempo mi único placer era dormir para olvidarlo todo. Los acúfenos se convirtieron en un monstruo que arruinó mi vida. Ya no tenía fuerzas. Llegué a pensar que no quería vivir”.

2. “Si no son muy molestos, no interesa aliviarlos”

Además de falso, este tipo de opinión es muy peligrosa. Quienes piensan así cometen un grave error que va a afectar irremediablemente a su oído, pero también a su calidad de vida.

Porque no hay que olvidar que a veces los tinnitus se escuchan de manera esporádica, pero que en otras ocasiones ese molesto pitido es constante. Y, como ha leído antes, ello deriva en estrés, insomnio, ansiedad y depresión.

Pues bien, incluso en los casos en que los acúfenos son leves, lo normal es que empeoren con el tiempo. Especialmente a partir de los 50 años, cuando la audición comienza a disminuir. Por ello hay que actuar cuanto antes o será más difícil aliviarlos.

3. “No se puede hacer nada al respecto”

Esta es una de las mayores falsedades en relación con los acúfenos. Ahora bien, cuando uno tiene este trastorno y es un médico o incluso un especialista en otorrinolaringología el que le dice que no hay nada que se pueda hacer, es normal que uno termine por creérselo. Y es una lástima.

Es cierto que actualmente no hay medicamentos que actúen de manera efectiva. Y esa es la principal razón por la que a menudo los médicos se sienten impotentes. Pero también es cierto que, para encontrar soluciones realmente efectivas, es necesario ir más allá de la medicina convencional.

4. “Las soluciones naturales no son realmente útiles”

Hoy por hoy no existe una cura definitiva para los acúfenos. Pero eso no significa que no existan tratamientos que ayudan a reducir su intensidad o, incluso, que consiguen reeducar al cerebro para que ignore ese pitido.

• Terapias cognitivo-conductuales (TCC). Se ha demostrado que estas psicoterapias, pensadas para la reeducación del comportamiento, también ayudan en caso de acúfenos y a la hora de mitigar los trastornos que los acompañan (insomnio, ansiedad, depresión…), lo que contribuye a mejorar la calidad de vida de quien los sufre. (1) (2)
• Acupuntura. Su eficacia también ha sido ampliamente contrastada. Y no es de extrañar, siendo una terapia muy utilizada en Medicina Tradicional China, donde son muy conocidos los acúfenos. En algunos tratados centenarios ya eran descritos como un signo de alteración del meridiano de energía que recorre los riñones y el hígado. (3)
• Terapia de Reentrenamiento para el Tinnitus (TRT). Consiste en reprogramar el sistema auditivo mediante una terapia de habituación a los acúfenos. Por ejemplo, se sumerge al paciente en un ambiente con sonidos de la Naturaleza, música suave, etc. ¡Algunos casos han tenido hasta un 80% de éxito! (4)
• Neurofeedback. En este caso se colocan electrodos en el cuero cabelludo de la persona para que pueda “observar” las ondas cerebrales y aprender a modificar la actividad de su cerebro. De este modo se reduce la respuesta al estrés del organismo y, con ello, la intensidad de los acúfenos. (5)
• Complementos neuroprotectores y antioxidantes. La toma de ciertos nutrientes también puede ayudar en caso de acúfenos, ya que actúan sobre las células del oído interno. Por ejemplo:
  • Magnesio. Este mineral regula todas las funciones nerviosas y es el principal protector de las lesiones auditivas causadas por el ruido. Su toma puede ayudar a reducir la pérdida auditiva y el nivel de los acúfenos. (6)
  • N-acetilcisteína (NAC). Al ser el precursor del glutatión, potente antioxidante y desintoxicante celular, tiene efectos protectores frente a los acúfenos. (7)
  • Ginkgo biloba. Se trata de un poderoso neuroprotector que refuerza la circulación cerebral, por lo que es la primera planta a la que debe acudirse en caso de acúfenos. Ojo: no se recomienda su toma si se está siguiendo un tratamiento anticoagulante.

Ya ve que el problema no es la falta de soluciones, sino de acudir a los remedios que realmente interesan. Y, por supuesto, conociendo toda la verdad sobre los acúfenos.