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¿Premio Nobel de Medicina… o de Economía?

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El Premio Nobel de Medicina 2023 ha recaído en Katalin Karikó y Drew Weissman por sus trabajos en la vacuna de ARN mensajero. Sin embargo, este galardón trae consigo unas consecuencias que es necesario analizar.

Los ganadores del Premio Nobel de Medicina 2023, la distinción más prestigiosa del mundo en el campo de la medicina, han sido Katalin Karikó y Drew Weissman por sus trabajos en la vacuna de ARN mensajero.

Y este galardón ha sido por “sus descubrimientos sobre las modificaciones de las bases nucleosídicas que permitieron el desarrollo de vacunas de ARN mensajero efectivas contra la COVID-19” (traduzco el mensaje oficial del Premio Nobel).

Cuando el Premio Nobel hace propaganda de las vacunas

El comunicado oficial habla por sí mismo.

Este premio es una forma apenas disfrazada de recompensar directamente a las vacunas contra la Covid-19 de Pfizer y Moderna y, sobre todo, de darles una buena publicidad.

Por casualidad del calendario (o no), la entrega de ese Premio Nobel coincide exactamente con el inicio de la nueva campaña de vacunación contra la Covid-19 en algunos países europeos.

Admita que es una coincidencia bastante curiosa. De hecho, los principales medios de comunicación aprovecharon esta noticia para elogiar (una vez más) esas vacunas en concreto.

¡Qué oportuno!

¡Y el ganador es… Pfizer!

Antes se necesitaban 10 años para que una vacuna llegara al mercado. Y se requerían al menos 20 ó 30 años para que un científico fuera galardonado con el Premio Nobel por sus investigaciones.

Pero eso fue antes de la Covid-19.

Hoy en día, parece que la prudencia y el principio de precaución, todas las cualidades esenciales para un científico, han sido reemplazadas por la codicia inmediata.

De hecho, cabría sentirse incómodos por los dos ganadores del Premio Nobel de Medicina de este año, Katalin Karikó y Drew Weissman.

Y es que la propaganda a favor de la vacunación contra la Covid-19 en la prensa ha sido tan intensa que ha eclipsado en gran medida el trabajo de estos dos investigadores.

Para su información, Katalin Karikó ha estado trabajando durante 10 años para el laboratorio BioNTech (que diseñó la famosa vacuna con Pfizer) e incluso ocupó la vicepresidencia hasta el año pasado.

En cuanto a Drew Weissman, realizó su pasantía de posgrado en los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) bajo la dirección de un tal Anthony Fauci. (1)

¡Y qué casualidad! Fauci es uno de los principales miembros del Grupo de Trabajo sobre el coronavirus de la Casa Blanca, que se ocupó de la pandemia de Covid-19 en Estados Unidos.

Como ve, el mundo es muy pequeño.

Recompensar una vacuna que no inmuniza, ¡lo nunca visto!

La tecnología de ARN mensajero es un logro: ha permitido, por primera vez en la historia de la humanidad, producir y comercializar en masa una vacuna que, según las propias autoridades:

  • No evita la infección por el virus.
  • No evita enfermar ni tener síntomas graves.
  • No evita la transmisión del virus a otras personas.
  • Requiere dosis de refuerzo repetidas.

Basta con leer la definición de “vacuna” para darse cuenta de que algo no cuadra: “Preparación administrada para estimular el sistema inmunológico con el fin de desarrollar una inmunidad duradera contra una enfermedad”.

¡Y no estamos mencionando los efectos secundarios!

Tisanas estación

Después del Premio Nobel de Medicina por la vacuna de ARN mensajero, ¿deberíamos esperar que se entregue el Premio Nobel de la Paz a Albert Bourla, el director ejecutivo de Pfizer, por “servicios a la humanidad” y por “haber salvado a millones de personas”?

En última instancia, el único premio que Pfizer realmente merecería es el de Economía.

Y es que solo en 2022 Pfizer habría ganado 32 mil millones de dólares (unos 30.300 millones de euros) gracias a sus vacunas contra la Covid-19. Y habría obtenido ingresos por 100,3 mil millones de dólares (casi 95.000 millones de euros al cambio). Un récord absoluto para la empresa.

Tras ese año tan lucrativo, 2023 ha ido a la baja y Pfizer espera un nuevo aumento en 2024. ¿Dependerá la empresa del “efecto Nobel” para impulsar sus ventas de vacunas?

Nuestra propuesta para el Premio Nobel de Medicina 2023

Si vamos a distinguir a alguien relacionado con las vacunas de ARN mensajero, ¿por qué no elegir al verdadero pionero de esta tecnología, Robert Malone, biólogo molecular, epidemiólogo y especialista en enfermedades infecciosas?

De hecho, Robert Malone y su compatriota Philip Felgner fueron los primeros en demostrar en 1990 que el ARN mensajero podía ingresar en nuestras células y producir proteínas.

La ganadora de 2023, Katalin Karikó, reconoce que fueron los trabajos de estos dos investigadores los que la llevaron a interesarse por el ARN mensajero. El problema es que Robert Malone no ha dejado de advertir a la población sobre los efectos tóxicos de la proteína spike y la falta de ética en la inyección masiva de estos tratamientos experimentales.

O, si lo prefieren, ¿por qué no otorgar el Premio Nobel de Medicina a los investigadores que trabajan en el efecto placebo?

Por poner un ejemplo, en 2002 un ensayo contó con 180 personas con artrosis de rodilla, de las cuales solo la mitad fue sometida a una cirugía real, mientras que la otra mitad pasó por una falsa operación de rodilla. Pues bien, la reducción del dolor fue idéntica en ambos grupos.

En tiempos de Covid-19, el placebo, al igual que la vacunación, quizás no habría evitado enfermar ni transmitir el virus (¡aunque quién sabe!), pero al menos habría sido seguro y no habría causado efectos secundarios.

No permitamos que las industrias secuestren la ciencia

Causa una gran decepción el ver a una institución tan prestigiosa como la Fundación Nobel ceder ante presiones políticas o industriales.

¿Cómo no ver en esta inusual decisión una intención de influir en la política de vacunación al validar, mediante este Premio Nobel, una tecnología experimental que aún no ha demostrado su eficacia y cuya seguridad es muy controvertida?

¿Deberíamos interpretarlo una vez más como una influencia de las compañías farmacéuticas en el mundo de la salud?

No tenemos ninguna respuesta…

Pero lo que es seguro es que durante demasiado tiempo hemos permitido que las empresas influyan en la política y en el mundo médico. Y esto, a menudo, ha sido a expensas de nuestra salud.

Fuentes

  1. Los Institutos Nacionales de Salud (NIH) son la agencia de investigación médica más importante de Estados Unidos. Forman parte del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés), organismo gubernamental encargados de garantizar la salud y los servicios sociales de dicho país.

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