Los “8 pilares” de la Medicina de Estilo de Vida

El 86% de las muertes que se producen en todo el mundo se deben a enfermedades crónicas no transmisibles. A la cabeza se sitúan las cardiovasculares, seguidas del cáncer, las patologías metabólicas (diabetes, obesidad…) y las neurodegenerativas.

TODAS ellas están directamente relacionadas con el estilo de vida.

De hecho, el 70% de las consultas en atención primaria se deben a un inadecuado estilo de vida. Y solo en España fallecen al año 45.000 personas por esta razón.

Estos datos dejan claro que existe una estrecha relación entre nuestros hábitos diarios y nuestra salud. Hasta el punto de que ignorar lo primero pone en grave riesgo lo segundo.

Medicina que fomenta la prevención

Afortunadamente esta negra realidad, de la que llevamos alertando desde hace tiempo, cada vez está calando más en la sociedad. Y, lo que es mejor, por fin empieza a hacerlo también en el campo de la medicina conservadora.

Sin duda esto último es una gran novedad, que llega de la mano de la “Medicina de Estilo de Vida”.

Este término nació en Estados Unidos, país conocido por los hábitos tan poco saludables que sigue su población: alimentación repleta de ultraprocesados, sedentarismo, falta de ejercicio en general…

Conscientes de este problema, un grupo de profesionales médicos norteamericanos creó el “Colegio Americano de Estilo de Vida” (American Colege of Lifestyle Medicine). Con él querían revertir la progresión de las enfermedades crónicas que eran consecuencia de ese estilo de vida tan nefasto.

Dado que esta tendencia se está imponiendo en el resto del mundo, también están surgiendo otros Institutos en Europa, España incluida. De ahí la reciente creación del “Instituto Español de Medicina de Estilo de Vida”, cuyo objetivo es frenar ese oscuro panorama que estamos viviendo en la actualidad. (1)

¿Cómo? Por medio de cursos especializados, conferencias y congresos enfocados a profesionales -médicos y de otros ámbitos- que ayuden a promover una medicina alejada de la conservadora. Esto es, esa medicina en la que a menudo, en lugar de buscar el origen del problema, se opta por un tratamiento centrado solo en frenar los síntomas. (2)

Los 8 pilares del estilo de vida

“Es posible prevenir todo tipo de patologías, además de envejecer con buena salud, a través de los 8 pilares del estilo de vida”. Esta es la principal conclusión que el Dr. José Luis Palma, presidente del Instituto de la Medicina de Estilo de Vida, compartió en el acto inaugural y que tuvo lugar hace unos días.

Puede que de entrada este concepto le resulte novedoso. Pero va a ver que conoce muy bien esas 8 patas en las que deben sustentarse unos hábitos saludables.

Y es que no dejan de ser los mismos preceptos que llevamos tiempos promoviendo a través de Salud, Nutrición y Bienestar.

1. Nutrición. La dieta mediterránea es la que más beneficios ofrece a la salud y sus propiedades han sido confirmadas por numerosos estudios. Sin embargo, cada vez nos alejamos más de ella y sus consecuencias son las que ya ha leído.
2. Actividad física. No se trata solo de acabar con el sedentarismo, sino de que cada persona haga el ejercicio más adecuado a su caso concreto (y en la intensidad y la frecuencia recomendable).
3. Bienestar mental. Hay que concederle a la salud mental el lugar destacado que merece, dada la estrecha relación que existe entre el estrés, la ansiedad o la depresión (entre otros factores) y el desarrollo de patologías de toda índole.
4. Relaciones sociales. Somos animales sociales. Esta es una realidad que no debemos perder de vista. De nada sirve que un médico ofrezca un tratamiento frente a la depresión, por ejemplo, si luego al llegar a casa esa persona está sola, lo cual incidirá en el problema.
5. Sustancias nocivas. Está claro que hábitos como el abuso del alcohol, el tabaco o consumir drogas son nefastos para la salud. Pero no todo el mundo es consciente de hasta qué punto puede desencadenar cualquier patología o agravar la que ya se tiene. Sobre todo si se trata de otros hábitos nocivos para la salud, como por ejemplo las ludopatías o las adicciones a internet, a las redes sociales…
6. Sueño, ocio y descanso. Descansar es esencial para mantener la salud, ya que es por la noche cuando nuestro organismo se repara para seguir funcionando. Pero para ello hay que dormir de manera adecuada, entre 7 y 9 horas, siendo además el insomnio una de las principales causas de enfermedades metabólicas y cardiovasculares.
7. Actividad sexual sana. Gozar de una salud sexual plena también es clave en la salud, pues ambas pueden retroalimentarse. Muchas veces los problemas en el dormitorio acaban comprometiendo la salud en general. Y viceversa (problemas de índole sexual pueden estar alertando de otras afecciones).
8. Contaminación ambiental. Vivimos rodeados de tóxicos y estos están presentes en el aire que respiramos, en el agua que bebemos e incluso en los alimentos que comemos. Esta es la trágica realidad y por ello es necesario tomar medidas para mitigar en todo lo posible su efecto sobre nuestra salud.

Como decíamos, es muy probable que ya conozca estos 8 pilares, por lo que en realidad no le hemos contado nada nuevo. La novedad radica en que ahora los profesionales de la salud empiezan a ser conscientes de esta verdad que usted ya sabía.

Y que esto puede ayudar a acabar con la tónica impuesta en los centros médicos.

Deseamos que este camino abierto por el Instituto Español de Medicina de Estilo de Vida pronto vea sus frutos. Y que cuando una persona vaya al médico a tratar un problema de salud, sea este cual sea, no salga de la consulta solo con la receta de un medicamento.

Que también lo haga con la recomendación del ejercicio que más le conviene a su caso concreto. Con ejemplos de actividades o terapias que le ayuden a incentivar sus relaciones sociales o a poner fin a posibles problemas en el dormitorio (en el caso de que sean su origen).

Con estrategias para acabar con el estrés o para conseguir un sueño de calidad. Y también con recomendaciones nutricionales que mitiguen los efectos de la contaminación, además de ayudar a prevenir, tratar o revertir patologías concretas.

Sería maravilloso que todo esto dejara de ser un ideal, tanto tiempo soñado, para convertirse en una realidad.

Una realidad que por fin situará a la persona donde corresponde, en el centro del tratamiento médico. Y concediendo al estilo de vida la importancia clave que merece.