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Dolor de estómago: en estos 7 casos debería ir al médico (urgentemente)

Entre los pacientes que acuden a Urgencias con un importante dolor de estómago:

  • Un tercio jamás sabrá a qué se debe. El dolor simplemente desaparecerá sin que los médicos consigan explicar qué sucede.
  • Otro tercio estará sufriendo una apendicitis.
  • El último tercio, si no sufre una dolencia menor (como gases o una gastroenteritis, por ejemplo), podría tener una enfermedad potencialmente grave. Eso abarca desde una colecistitis aguda a una obstrucción intestinal, una pancreatitis (inflamación del páncreas), un cólico nefrítico (piedras en el riñón), una úlcera estomacal, cálculos biliares (piedras en la vesícula biliar), la enfermedad de Crohn (una inflamación aguda y crónica en la parte final del intestino delgado que impide la absorción de nutrientes), una diverticulitis o incluso un cáncer.

Aquí tiene 7 situaciones ante las que, la próxima vez que le duela el estómago, debería acudir cuanto antes a la consulta de su médico.

1. Cuando el dolor se asienta

Sufrir diarrea, estreñimiento, gases, hinchazón… es algo que puede pasarle a cualquiera en un momento dado. Incluso tener la sensación de estar saciado después de apenas unos bocados o sentir dolor de estómago después de comer.

No obstante, si sufre estos síntomas de forma recurrente y persistente durante más de un mes, debe acudir a su médico de cabecera (que con toda probabilidad le derivará al gastroenterólogo).

También debería preocuparse si siente que los síntomas varían constantemente. Eso podría significar que padece una intolerancia alimentaria, una carencia de enzimas digestivas o incluso una inflamación del colon o la enfermedad de Crohn.

En esos casos hay que coger el toro por los cuernos y tomar las medidas oportunas en el plano nutricional, lo que a menudo pasa por suprimir el gluten y los lácteos. Un paso más allá podría ser incluso una dieta baja en FODMAPs, o lo que es lo mismo: evitar los hidratos de carbono fermentables (oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles) hasta que remitan los síntomas.

2. Cuando los dolores se acompañan de náuseas y vómitos

Las náuseas y los vómitos en general no revisten gravedad. Pueden estar provocados por una indigestión, una migraña, un mareo provocado por el transporte (cinetosis), un alimento en mal estado que el cuerpo rechaza para evitar una infección…

De hecho, el vómito es en realidad una reacción beneficiosa que no hay que cortar apresuradamente a base de antieméticos (medicamentos que cortan las ganas de vomitar y las náuseas). Al contrario, se trata de uno de los medios de “autocuración” más eficaces de los que disponemos, con un alivio y una mejoría espectaculares que pueden llegar en apenas unos segundos tras haber vomitado.

Estos síntomas son los que se manifiestan también en caso de gastroenteritis aguda, una enfermedad desagradable pero que no suele revestir mayor gravedad en un país como el nuestro, ya que tenemos la enorme suerte de que podemos mantenernos hidratados con facilidad. Lo puntualizo porque no hay que olvidar que esta dolencia mata a un millón de niños anualmente en todo el mundo. (1)

Sin embargo, tras las náuseas y los vómitos también podrían esconderse otras causas más graves, como una oclusión intestinal, cálculos renales (piedras en el riñón) o biliares, una colecistitis aguda, una úlcera, reflujo gastroesofágico… Asimismo, en las mujeres también podría estar implicada la ruptura de un quiste ovárico o la endometriosis, por poner solo dos ejemplos.

Si los vómitos y las náuseas empeoran con el paso de los días, sin duda hay que acudir al médico.

3. Cuando también hay sangre en las heces

Siempre es necesario consultar con un médico cuando hay sangre en las heces.

La sangre roja (fresca) no es lo que más debe inquietarle, ya que podría tratarse, simplemente, de una hemorroide que ha estallado (lo cual es doloroso, pero no grave). Ahora bien, también podrían estar indicando otras enfermedades graves: una colitis ulcerosa, una diverticulitis cólica e incluso un cáncer colorrectal. Por ello si se mantiene durante varios días lo mejor es acudir al médico.

Por su parte, las heces son negras cuando el sangrado tiene lugar en el estómago o el intestino, dado que en el momento de la evacuación la sangre ha sido digerida por los fermentos digestivos, oxidándola. Estas indican un sangrado a nivel digestivo alto, generalmente del estómago por una úlcera o una gastritis hemorrágica.

En cualquier caso, antes de empezar a ponerse nervioso, piense en lo que ha comido en las últimas horas y días. Y es que ciertos alimentos oscurecen las heces, como sucede con la remolacha, las espinacas, el regaliz, los arándanos y las moras (y lo mismo ocurre con los suplementos de hierro).

4. Cuando los dolores son fuertes y repentinos

Si sufre dolores repentinos y fuertes sobre las fosas renales (es decir, la zona de la espalda a la altura de los riñones) y en el trayecto de los uréteres hacia la vejiga, que incluso le cortan la respiración y que le obligan a doblarse, es posible que sufra cálculos renales.

Según se dice, se trata del peor dolor que una persona puede experimentar, mayor incluso que el que una mujer sufre durante el parto.

Encuentro Artrosis

Ahora bien, un dolor fuerte y repentino también podría ser síntoma de una pancreatitis o de una obstrucción en el colédoco, el canal que conecta la vesícula biliar con el tubo digestivo a la altura del duodeno (podría deberse a un tumor en el páncreas).

Por su parte, más conocidos son los dolores de apendicitis, en la zona baja y derecha del estómago. Apoyar un solo dedo sobre la zona provoca un intenso dolor y el paciente se retuerce de dolor.

En cualquier caso, lo mejor es que ante un dolor como este vaya directamente a Urgencias.

5. Cuando van acompañados de una notable pérdida de peso

Una pérdida de peso inexplicable debería levantar ciertas sospechas siempre, pero más aún cuando va acompañada de dolor de estómago.

Puede ser el indicador de diabetes, de problemas de tiroides, de una úlcera estomacal, de una pancreatitis crónica, de enfermedad de Crohn o incluso de cáncer (el tumor devora la glucosa para alimentarse, lo que provoca un aumento considerable de las necesidades energéticas y una consecuente pérdida de peso).

6. Cuando duele solo entre las comidas

Que los dolores se calmen al comer y beber puede ser síntoma de una úlcera de estómago. En ese caso, la comida y la bebida lo que hacen es diluir la acidez del estómago, disminuyendo el nivel de ácido que irrita la úlcera.

En la mayoría de los casos la úlcera está provocada por una bacteria, la Helicobacter pylori, que hay que eliminar (si no se hace, la úlcera puede derivar en un cáncer).

7. Cuando aparece al regresar de un viaje internacional (especialmente a Asia, África, América central…)

En caso de que sufra diarrea y fiebre al volver de un viaje -sobre todo si viaja a países asiáticos, africanos o de Centroamérica- puede ser que sufra una infección causada por una bacteria de tipo Salmonella, Shigella o Campylobacter. También podría tratarse de una enfermedad parasitaria que provoque los mismos síntomas. Estas infecciones deben tratarse con antibióticos.

Aunque menos común, también podría ser que sufriese fiebre tifoidea, aunque en el 20% de los casos esta se acompaña de estreñimiento y no de diarrea.

Aprenda a escuchar a su cuerpo

En definitiva, aunque un dolor de estómago puntual no tenga mayor relevancia, también puede ocultar o conducir a enfermedades de lo más diversas, algunas de ellas incluso mortales.

Para evitar una preocupación excesiva (que podría implicar incluso cierta angustia) lo mejor es que aprenda a escuchar a su cuerpo y a fiarse de sus instintos. Y es que seguro que está acostumbrado a notar ciertas cosas “raras” en su estómago sin que ello le alerte en absoluto (los gases, que todo el mundo ha sufrido alguna vez, son un buen ejemplo).

No obstante, el día en que sienta que en su interior ocurre algo anormal, o si esos síntomas persisten durante demasiado tiempo, haga caso a ese mensaje de alerta que su cuerpo le envía y acuda al médico cuanto antes.

Fuentes:

  1. Louis Loutan, Markus Hug. “ Tube digestif et fièvre : à quoi penser?” Rev Med Suisse 2011; volume 7. 224-224.


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