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No hay duda: el ejercicio físico es esencial para superar el cáncer de mama

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El ejercicio físico debe formar parte de cualquier tratamiento de cáncer de mama. Esta es la tajante conclusión de un estudio en el que han participado 2.034 mujeres, la mitad de ellas diagnosticadas de cáncer de mama(1), y que ha permitido corroborar todos sus beneficios:

  • Mitiga los efectos secundarios de los tratamientos oncológicos.
  • Reduce la grasa corporal, lo que disminuye el riesgo de obesidad y, con ello, que haya recidivas (es decir, que el tumor vuelva a aparecer). 
  • Controla el exceso de hormonas sexuales, lo que evita que las células cancerígenas se multipliquen de manera descontrolada.
  • Refuerza el sistema inmunitario, clave para una mayor supervivencia.
  • Disminuye el estrés oxidativo, factor de posibles complicaciones.
  • Reduce el riesgo de linfedema, una de las principales complicaciones asociadas a la mastectomía.
  • Favorece una menor percepción del dolor, además del cansancio, la ansiedad y la depresión que suelen acompañar a esta patología.
  • Mejora el estado de ánimo y la autoestima, clave para sobrellevar la enfermedad y hacer frente al tratamiento.

Además, el ejercicio físico es la mejor herramienta preventiva. Realizar 150 minutos de actividad física aeróbica moderada a la semana (ó 75 minutos, si es vigorosa) reduce en un 71% el riesgo de cáncer de mama.



Encuentro Artrosis

Fuentes

1. Ejercicio físico. epiGEICAM. Investigación en cáncer de mama. 2023.


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