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Metahemoglobinemia: la “enfermedad de la sangre azul”

Qué es la metahemoglobinemia y por qué se conoce como la «enfermedad de la sangre azul». Analizamos sus principales síntomas y factores de riesgo, además de estrategias para mitigar esta afección que nada tiene que ver con la realeza.

Aún hoy día se escucha la expresión “sangre azul” para referirse a la realeza y nobleza. Se trata de una manera muy gráfica de indicar que esas clases más pudientes están tan por encima del resto de mortales; que su sangre no es roja, sino azul.

Pero, ¿se ha preguntado alguna vez el porqué de ese color en cuestión?

Existen varias teorías al respecto.

La primera guarda relación con el tono de piel más pálido que tenían esas personas más acaudaladas porque no trabajaban bajo el sol, a diferencia de los campesinos o los soldados. Y a veces esa palidez era tan extrema que incluso se veían las venas bajo la dermis, con su característico tono azulado.

Pero existe otra teoría que se remonta al siglo II, en concreto al historiador romano Cornelio Tácito. Según esta hipótesis, en sus textos se refería a los emperadores como “caelesti sanguine ortam”, cuya traducción del latín sería “nacido de sangre celestial”.

Sin embargo, al parecer hubo una confusión en las sucesivas traducciones y con el tiempo se cambió el término “celestial” por el de “celeste”, que como sabe es un tipo de color azul.

Sea cual sea la teoría correcta, lo cierto es que los reyes no se diferencian del resto de personas por su sangre azul…

Aunque, por otro lado, es posible tener la sangre de ese color en concreto…

Metahemoglobinemia, la “enfermedad de la sangre azul”

La hemoglobina es la proteína de los glóbulos rojos que se encarga de transportar el oxígeno a todos los tejidos y órganos del cuerpo. Y también es la responsable del color rojo de nuestra sangre. De este modo, cuanto más oxígeno haya, más intenso será ese tono.

Pero a veces ocurre que esa hemoglobina no trabaja de manera eficiente. Entonces pasa a denominarse metahemoglobina para indicar que esa proteína en concreto no puede transportar oxígeno. Y, cuando nos encontramos con un alto nivel de metahemoglobina en sangre, se habla de la “enfermedad de la sangre azul”.

El principal síntoma de esta afección es que la piel (sobre todo en boca, pies y manos) adquiere una coloración más azulada. Esto se debe a que aumenta el nivel de carboxihemoglobina (un derivado de la hemoglobina al que se ha unido monóxido de carbono) como resultado del desplazamiento del oxígeno por parte del dióxido de carbono.

Este síntoma también se denomina “cianosis”, que es como se conoce a la baja saturación de oxígeno en la sangre de las arterias.

Pero, ¿por qué ocurre esto?

Lo cierto es que la metahemoglobinemia, que es el término médico que indica un alto nivel de metahemoglobina, puede deberse a varios factores dependiendo de si esa afección es adquirida o no. (1)

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Metahemoglobinemia adquirida

Se refiere al efecto secundario que tienen algunos medicamentos, como por ejemplo ciertos antibióticos o fármacos anestésicos y vasodilatadores, que hacen que aumente la cantidad de metahemoglobina. Y en unas cantidades sorprendentes, pues puede pasar de menos de un 2% a tener una concentración en sangre superior al 15%.

Lo que ocurre es que esos fármacos contienen nitratos y, si se produce una sobreexposición a esa sustancia, también aumenta el nivel de metahemoglobina en sangre.

Si este es su caso, consulte con su médico por si puede recetarle otro fármaco. Y también conviene reducir el consumo de carne en general, y de embutidos en concreto, ya que en estos alimentos es habitual que se empleen nitratos como aditivo.

En caso de metahemoglobinemia adquirida los síntomas más habituales, más allá de la coloración azul de la piel, son mareos, dolor de cabeza, cansancio, náuseas e incluso falta de aliento.

Tal vez haya experimentado esta sintomatología tras haber comido ciertos productos cárnicos, lo que significa que esos alimentos contenían muchos nitratos.

Por regla general los síntomas desparecen pasadas unas horas o días como máximo. Pero, si no observa mejoría, consulte con su médico antes de que el problema vaya a más.

Metahemoglobinemia congénita

En este caso hablamos de una metahemoglobinemia genética y heredada de los dos progenitores. Se diferencia de la adquirida en que los niveles de metahemoglobina no vuelven a regularse, siendo una afección crónica.

Asimismo, puede ser de tipo 1 ó 2.

  • Tipo 1. Es leve y generalmente no causa síntomas significativos, ya que los niveles de metahemoglobina, aun siendo altos, no llegan a comprometer la vida del afectado. Por esta misma razón, no suele requerirse un tratamiento específico. El único síntoma que puede advertirse es el de la cianosis, tratándose más de un problema estético que de salud.
  • Tipo 2. Es más grave y puede llegar a poner en riesgo la vida del bebé, siendo los menores de 6 meses los principales afectados. En este caso los niveles altos de metahemoglobina son constantes y, debido a esa baja saturación de oxígeno, llegan a afectar al crecimiento del bebé, así como a su desarrollo neurológico. En muchas ocasiones esta patología conlleva la muerte en los primeros años de vida.

Para hacer frente a estas patologías, sobre todo en caso de metahemoglobinemia congénita, debe vigilarse con mucho cuidado la alimentación. Además de los productos que contienen nitratos como conservante, hay que evitar los alimentos que son ricos en esta sustancia. Por ejemplo, algunos vegetales como zanahoria, remolacha, espinaca…

Y, por supuesto, hay que prestar atención a los medicamentos que pueden aumentar el nivel de metahemoglobina.

Fuentes

  1. Diccionario del cáncer. Cancer.gov

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