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Langosta: todo un manjar de salud

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La langosta destaca por su sabor, pero también por su alto valor nutricional y por las pocas calorías que aporta. ¡Benefíciese de todas sus propiedades con la receta que compartimos!

Con una carne delicada y sabrosa, la langosta también destaca por su alto valor nutricional. Además, es muy adecuada para las dietas pensadas para perder peso, ya que tiene muy pocas calorías.

Y como puede disfrutarse caliente o fría, es fácil de integrar en cualquier plato. Eso sí, teniendo en cuenta que por su elevado precio es mejor reservarla para ocasiones especiales.

¿Qué tal si lo comprueba usted mismo con la receta que comparto más abajo?

Pero primero analicemos a fondo los beneficios de la langosta, que no son pocos. De hecho, está a punto de comprobar que se trata de todo un manjar de sabor y de nutrientes.

7 beneficios que la hacen única

La langosta es un marisco muy apreciado en las cocinas de todo el mundo por su sabor y por su textura tierna y jugosa. Pero, en realidad, su sabor es poco comparado con las propiedades que ofrece para la salud:

  1. Rica en proteínas magras. Estos nutrientes aportan mucha energía al cuerpo, pero muy poca grasa. Además, son esenciales para formar y regenerar todos los tejidos del cuerpo (incluidos los músculos), así como para fortalecer el sistema inmunitario.
  2. Baja en calorías, grasas y carbohidratos. Ya hemos mencionado que la langosta ofrece muy pocas calorías en comparación con otras proteínas de origen animal. En concreto, 97 calorías por cada 100 gramos de langosta, frente a las 288 calorías/100 gramos de la carne roja. Esto la convierte en una opción muy atractiva para quienes quieran controlar su peso, gracias también a que aporta pocos carbohidratos.
  3. Importante fuente de vitaminas y minerales. Entre las muchas vitaminas que contiene merece la pena mencionar la B12 (esencial para la formación de los glóbulos rojos y el correcto funcionamiento del sistema nervioso) y la vitamina E (potente antioxidante que ayuda a reforzar el sistema inmunitario). Y respecto a los minerales, cabe citar el selenio (se ha confirmado que ayuda a frenar el deterioro cognitivo), el fósforo (contribuye a la formación de huesos y dientes) y sobre todo el zinc (esencial para la síntesis del ADN). Para que se haga una idea de la importancia de este último, bastan 11 mg de zinc para mantener la salud en general, y 100 g de langosta ¡ya aportan 7 mg! (1)
  1. Cardioprotectora. Es cierto que no contiene tanto omega 3 en comparación con los pescados grasos (salmón, caballa, trucha…), pero sigue aportando una cantidad significativa de estos ácidos grasos tan beneficiosos para la salud cardiovascular. Y a ello hay que añadir otros nutrientes que ayudan a reducir la inflamación y el nivel de triglicéridos en sangre. Además, la langosta tiene poco colesterol, por lo que interesa a las personas hipertensas.
  1. Favorece la actividad hormonal. Otro de los minerales que aporta es el yodo. Este es necesario para el correcto funcionamiento de la tiroides, glándula responsable de producir las hormonas que intervienen en casi todos los órganos del cuerpo. De ahí que un déficit de yodo tenga graves consecuencias para la salud: fatiga, aumento de peso inexplicable, piel seca, caída del cabello…
  2. Rica en antioxidantes. Muchos de sus nutrientes ofrecen propiedades antioxidantes, lo que ayuda a proteger las células del estrés oxidativo y la inflamación (responsable de multitud de patologías como artritis, psoriasis, enfermedad de Crohn…). Ya hemos mencionado al selenio y la vitamina E, pero igual de importante es la astaxantina, que ayuda a combatir el envejecimiento cutáneo. Se trata de un pigmento de la familia de los carotenoides, siendo el responsable del color rosáceo que tienen los alimentos que lo contienen en grandes cantidades: las gambas, el cangrejo, el salmón y, sí, también la langosta. (2)
  3. Protege la piel y las articulaciones. Por último, este crustáceo es especialmente rico en colágeno, una proteína esencial para la salud de la piel, las articulaciones y todos los tejidos conectivos del cuerpo.

Y ahora, qué tal si recibe todos estos nutrientes con una deliciosa receta de langosta.

Receta de langosta marinada en té verde

En este plato se combinan a la perfección los sabores de la langosta con los del té verde. ¡Y también sus propiedades! Si ya hemos visto las de la langosta, del té verde cabe destacar su alto contenido en nutrientes que retrasan el deterioro cognitivo propio de la edad. Sobre todo, interesan sus polifenoles y aminoácidos como la L-teanina, que también mejora el estado de ánimo.

Ingredientes

  • 1 langosta cocida.
  • 5 g de té verde.
  • 2 limones verdes (o limas).
  • 1 naranja.
  • 2 pimientos rojos.
  • 5 cl de aceite de oliva virgen extra.
  • 8 g de flor de sal.
  • 4 g de pimienta molida.

Preparación

Tisanas estación

▪ Corte los cítricos por la mitad, exprímalos y recoja los jugos en un bol, a los que deberá añadir después la infusión de té verde.

▪ A continuación, separe la carne de la langosta de su caparazón y córtela en tiras, que deberá regar con aceite de oliva virgen extra. Sazone las tiras con sal y pimienta al gusto y resérvelas.

▪ Corte los pimientos por la mitad, quitando las semillas y las fibras blancas y duras, y píquelos finamente.

▪ Por último, coloque las tiras de langosta en el plato, eche por encima los pequeños trozos de pimiento y marine todo con la mezcla de té verde y cítricos. Debe servirse frío.

¿Se anima a probar esta receta tan deliciosa como saludable?

Eso sí, debido a la cada vez mayor contaminación de mares y océanos, no conviene abusar de los mariscos en general. Y es que estos tienden a acumular los metales pesados procedentes de los vertidos (mercurio, cadmio…), que después acaban en el cuerpo de las personas que los consumen.


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