Estimado Lector,
Es increíble lo que la gente puede llegar a guardar en la nevera.
Quizá alguno de estos 28 ejemplos que voy a darle le parezca curioso. Sin embargo, es probable que otros alimentos de la lista usted mismo los haya conservado alguna vez en el frigorífico, sin saber que eso puede resultar nefasto.
Hay quien, ante la duda y para tener la conciencia tranquila, prefiere optar siempre por esa vía, se trate del producto que se trate. Y es por ello que pueden verse neveras repletas de las cosas más extrañas: latas sin abrir, aceite de oliva, pan…
Estos son 28 alimentos que bajo ningún concepto deben guardarse en el frigorífico, ni siquiera en verano.
Café
Ya sea en grano o molido, no hay ninguna razón para conservarlo en el frigorífico. Lo ideal es guardarlo en un recipiente hermético y a temperatura ambiente, en un lugar seco y oscuro.
Miel
Al tratarse de un alimento con alto contenido en azúcar puede conservarse casi indefinidamente a temperatura ambiente. De hecho, conservarla en el frío de la nevera lo único que consigue es acelerar su cristalización (por tanto, si le gusta más sólida, téngalo en cuenta).
Huevos
Su conservación es un tema complicado debido al riesgo de contaminación (en particular por la bacteria Salmonella). Pero la clave está en saber cómo han sido tratados antes de la compra. Si han sido lavados sí hay que guardarlos en la nevera. Pero si no, en ningún caso lo guarde en su interior.
Por supuesto, una pista la da el lugar en el que estén colocados en la tienda (en el apartado de frío o fuera de él), pero mi consejo es que en cualquier caso lea bien la etiqueta.
Pan
Congelado el pan sí puede conservarse durante mucho tiempo, pero en la nevera sucede justo lo contrario: si lo guarda en ella no tardará en volverse gomoso y secarse.
Latas abiertas
Varios investigadores alertan de que al dejar una lata abierta en el frigorífico el metal pasa al interior de los alimentos, con el riesgo de botulismo (contaminación por la bacteria Clostridium botulinum) que ello conlleva.
Lo mejor es que antes de meter esas sobras en la nevera, las pase a un recipiente de vidrio o de cerámica.
Encurtidos y otras salmueras
Los encurtidos y las salmueras en general ya son, en sí mismas, una forma de conservación válida que permite mantener los alimentos a temperatura ambiente.
Esto es así porque el vinagre que se utiliza en su elaboración crea un ambiente hostil para las bacterias, haciendo innecesario guardarlos en la nevera. ¿Por qué si no iban a dejarse fuera de la sección fría de las tiendas?
Vinagre
Su acidez garantiza que se mantenga bien conservado por sí mismo. Y, de hecho, se puede guardar casi indefinidamente en una alacena.
Aceite de oliva
Mejor siempre un armario oscuro que el frío de la nevera. De hecho, cuando está a una temperatura demasiado baja, el aceite se solidifica y resulta difícil utilizarlo.
Y lo mismo ocurre con otros aceites vegetales. Pero, ojo: tampoco es necesario conservar en frío otras grasas sólidas como el aceite de coco.
Ni siquiera la mantequilla necesita demasiado frío, sobre todo si es salada. Se mantiene muy bien a 8, 12 e incluso a 15 ºC, especialmente cuando se guarda en un recipiente hermético y a salvo de la luz.
Al contrario, se extiende mucho mejor si se mantiene a una temperatura más alta. Ahora bien, nunca debe pasar de los 20 ºC, por lo que en verano sí debe tener cuidado.
Salsas de soja y de pescado
Las salsas asiáticas, como la de soja y la de pescado (conocida como “nuoc-mâm”), también están hechas para durar mucho tiempo.
La primera puede conservarse hasta un año y medio, mientras que la segunda puede aguantar incluso tres.
Eso sí, con el tiempo su sabor puede cambiar ligeramente, dado que la fermentación continúa. A pesar de todo, lo normal es que sigan siendo aptas por el consumo.
Tabasco
Es un ejemplo de las muchas salsas picantes que a menudo abarrotan las puertas del refrigerador. Pues bien, estas pueden ser perfectamente guardadas en una alacena, por ejemplo, durante nada menos que ¡varios años! Eso sí, siempre que la salsa contenga vinagre en su elaboración.
Mostaza
Rica en ácidos que actúan como conservantes, ya sea en grano o en salsa la mostaza se puede guardar durante al menos 2 meses en el armario. Sin embargo, si solo la toma de vez en cuando sí le resultará útil conservarla en la nevera, ya que prolongará su vida útil.
Vinagreta
Guardar la vinagreta sobrante en el frigorífico es algo casi instintivo. Sin embargo, desde el punto de vista científico esto no tiene justificación, pues todos sus ingredientes se mantienen muy bien a temperatura ambiente. Ojo: si contiene hierbas, chalota, cebolla, ajo o limón sí deberá conservarla en fresco.
Embutidos
La nevera solo conseguirá que el fuet, el salchichón y el chorizo, por ejemplo, enmohezcan rápidamente. Lo ideal es conservarlos como lo hacen los charcuteros: suspendidos en el aire y en una habitación bien ventilada.
Chocolate
Un clásico, pero la verdad es que solo conviene meterlo en el frigorífico en caso de temperaturas extremas (en plena canícula) que lo derritan dentro del armario. En cualquier otro caso, se mantiene mucho mejor fuera de la nevera.
Albahaca
Simplemente se marchitará mucho antes en su interior, por no hablar de que atrapará todos los malos olores.
¿La mejor solución? Dejar el tallo a remojo en un poco de agua. Si quiere conservarla más tiempo puede quedarse solo son las hojas y guardarlas en un recipiente hermético en el congelador.
Melones y sandías enteros
Cuando están enteros, guardarlos en la nevera solo servirá para que pierdan sus betacarotenos. Sin embargo, si se conservan a temperatura ambiente sí mantienen sus niveles de antioxidantes estables.
Eso sí, una vez cortados aguantarán más tiempo en frío.
Calabazas enteras
Las calabazas enteras deben almacenarse en un lugar oscuro y fresco (en torno a los 12 °C), pero nunca en la nevera.
Berenjenas
Son demasiado sensibles al frío y por eso a menos de 10 °C su sabor y su textura se deterioran muy rápidamente. Si quiere que aguanten más tiempo bien frescas, guárdelas a temperatura ambiente pero en total oscuridad.
Y otro consejo: las berenjenas maduran gracias a una hormona volátil llamada etileno, responsable a su vez de la maduración de plátanos, aguacates, tomates… Por ello, si quiere acelerar la maduración de alguno de ellos, manténgalos juntos.
Plátanos
El frío ralentiza su maduración, por lo que lo mejor es dejarlos en el frutero, a temperatura ambiente.
Aguacates
Sucede lo mismo que con los plátanos. Solo deben ir a la nevera si están muy maduros o no se desea que maduren demasiado rápido.
Tomates
Cuando se guardan en el frigorífico pierden todo su sabor. Además, el aire frío interrumpe su proceso de maduración.
Cítricos
Las frutas ricas en ácido cítrico como las naranjas y los limones odian el frío. De hecho, para madurar adecuadamente necesitan aire tibio.
Guardándolos en la nevera lo único que conseguirá es sofocarlos, hasta el punto de que su piel se vuelva opaca y se cubra de manchas.
Pimientos
Un clásico en todas las cocinas, pero lo cierto es que los pimientos no necesitan ser conservados en la nevera. De hecho, al aire y a temperatura ambiente su color, su textura y su sabor mejorarán.
Pepinos
Otro caso que seguro que le sorprende. Sin embargo, es importante saber que las bajas temperaturas aceleran la descomposición de este vegetal. Lo mejor es conservarlo al aire y en un lugar seco.
Zanahorias
Al igual que los pepinos, se pudren antes en el refrigerador. De hecho, absorben mucha agua y terminan perdiendo todo su sabor. El lugar perfecto para guardar las zanahorias es un rincón oscuro y seco.
Cebollas
De nuevo, absorben agua dentro de la nevera, con lo que terminan poniéndose blandas y se pudren mucho antes.
Ajo
A no ser que quiera tener un diente de ajo con brotes en cuestión de días, es mala idea guardarlo en el frigorífico.
Patatas
Las patatas se almacenan mejor en la oscuridad y en un lugar fresco. Y, sobre todo, debe retirarlas lo antes posible de cualquier bolsa de plástico en la que estén (puede usar una cesta de mimbre o una caja para guardarlas), para librarlas de toda humedad.
Obviamente, incluso fuera de la nevera los alimentos frescos no duran eternamente, y menos en pleno verano (o en zonas de temperaturas especialmente elevadas).
De ahí que lo mejor que se puede hacer es planificar bien las compras, adquirir únicamente lo que realmente se necesita para los siguientes 3 ó 4 días y cocinarlo siempre a tiempo, antes de que los alimentos frescos y los restos de comida se echen a perder.
Y además de eso también se pueden elaborar conservas, encurtidos o, simplemente, congelar aquello que haya sobrado o que se vaya a comer dentro de unos días.
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Con respecto al manejo de las conservas en lata estamos de acuerdo en que, una vez abierto su contenido, se consume en su totalidad y, si sobra algo, estas sobras deben guardarse en un recipiente de vidrio o cerámica, con tapa. Hasta ahí todo bien.
Pero me parece irresponsable la parte en la que dicen que el metal pasa al alimento, dado que hoy en día la industria de la hojalata ha desarrollado esmaltes que aíslan perfectamente la lamina de metal de su contenido. Por otro lado, vincular también el Clostridium botulinum está un poco desfasado, ya que este microorganismo requiere unas condiciones muy particulares de ambiente muy pobre en oxígeno y otras más para poder metabolizar la toxina. Es decir, que si la lata está abierta el Clostridium ya no va a poder actuar.
Varios investigadores alertan de que al dejar una lata abierta en el frigorífico el metal pasa al interior de los alimentos, con el riesgo de botulismo (contaminación por la bacteria Clostridium botulinum) que ello conlleva.
Prácticamente cada producto. Las latas abiertas, además de cambiar a otro recipiente, siempre hay que tapar con tapadera o film.