“No estamos preparados para esto; de verdad, es imposible estar preparado para lo que se viene encima”.
Éstas son las palabras de un viejo amigo a cuyo padre le acaban de diagnosticar la enfermedad de Alzheimer. Desbordado por la realidad que afecta a su padre pese a estar metido como yo en el mundo de la salud natural y haber leído multitud de libros sobre la enfermedad.
Ocurre de golpe: hace dos meses, su padre le explicó por teléfono que acababa de volver de un viaje a Grecia con un amigo de la infancia, que sin embargo había fallecido hace mucho tiempo, y que tenía que ir a la fábrica, aunque ya está jubilado.
En ese momento, mi amigo no lo entendió. “Vaya”, se dijo a sí mismo, “ha debido tener un lapsus mental”.
Cuando uno conoce al enfermo desde hace décadas, la transformación es imposible de creer al principio. Suele decirse que los enfermos de alzhéimer ya no reconocen a las personas de su entorno.
Pero también es cierto a la inversa: usted también deja de reconocer a la persona enferma de alzhéimer.
Se intenta actuar con la misma lógica que hasta entonces, pero esa lógica la persona enferma ya no puede entenderla, ya que ha entrado en otro mundo. Usted se imagina que basta con hablarle más despacio, repetirle las cosas, tener paciencia… ¡Pero no es así!
Por eso la enfermedad de Alzheimer es tan traumatizante para su entorno.
De repente se verá compartiendo techo con un desconocido y tendrá que aprender a vivir con ello, sabiendo que ya no podrán mantener conversaciones ni compartir ideas ni ilusiones. Esa persona, a pesar de estar físicamente presente, vive en un universo mental aparte.
La conmoción es tan fuerte que llegará a dudar incluso de usted mismo y en algunos momentos no sabrá ya si quien tiene el problema es la persona afectada o si lo es usted.
El enfermo puede decidir levantarse en plena noche para ir a hacer la compra o, por el contrario, buscar su pijama para acostarse a las once de la mañana. Meter los restos de comida en el frigorífico, esconder las llaves, decidir de golpe marcharse a vivir a otro lugar e irse sin haber preparado nada…
Poco importa lo que usted diga, lo que piense o lo que haga, ni siquiera quién sea usted: eso ya no va a influir en absoluto en los actos de la persona afectada. Puede que le tome por su cónyuge, su padre, su hermano… puede que le haga jugarretas, maldades o que incluso le pegue.
Si se trata de su padre o su madre, el único modo de afrontar con algo más de serenidad este drama es decirse a sí mismo que tiene que ocuparse de él o ella de la misma manera que se habían ocupado de usted cuando era niño, sin ofenderse porque montase en cólera, hiciese tonterías o reclamase atención constante.
La enorme diferencia, por supuesto, es que, en el caso de un niño, esos comportamientos son acordes a su edad y su conducta va evolucionando día tras día como parte de su crecimiento y proceso de maduración.
Multitud de libros, sitios web, organismos y asociaciones ofrecen consejos para los cuidadores de enfermos de alzhéimer:
Todos estos consejos (y hay muchos más) son útiles.
Es necesario conocerlos y seguirlos cuando uno se ocupa de una persona que sufre alzhéimer, pero son limitados en la medida en que no ofrecen ninguna respuesta al desconsuelo de las personas que cuidan de un familiar afectado de alzhéimer.
Estas terribles preguntas son las siguientes:
He formulado estas preguntas a mi manera, pero hay otras más. El hecho fundamental es que la enfermedad de Alzheimer cuestiona las relaciones que más valor tienen para nosotros (a menudo un padre o una pareja) y parece que nos priva del sentido de nuestra existencia.
Por eso tantas personas caen en la depresión mientras se ocupan de un enfermo de alzhéimer. Y no es sólo porque estén preocupadas y fatigadas por los cuidados continuos que deben prodigar (que son durísimos físicamente y también psicológicamente).
La causa de la depresión es también -y sobre todo- que ante sus ojos se desmorona y se desvanece lo más valioso de su vida, lo que les era más necesario: la relación de amor o de amistad con un ser querido, cuestionando toda su vida y todas sus razones para vivir.
¿Cómo afrontarlo entonces?
La única manera de no caer en el abismo que se abre bajo los pies es tener una sólida filosofía personal sobre la vida, si es posible, antes de verse enfrentado al problema.
Dicha filosofía, para que sea completa, debe incluir la posibilidad de la enfermedad de Alzheimer. Esto quiere decir que, cuando piense en las personas que más quiere, debe quedar claro en su fuero interno que no va a perder sus razones de vivir o de amarlas si tuvieran esa enfermedad.
Cada uno tiene su propio enfoque y nadie, evidentemente, puede imponer nada en esta cuestión.
Todo lo que yo puedo hacer es compartir con usted mi manera de ver las cosas. Quizá le inspire o, por el contrario, quizá desee actuar de modo diferente.
Sea cual sea su elección, me parecerá bien, mi único objetivo es ofrecerle pistas, reflexionar en voz alta con usted.
La filosofía personal que yo propongo es renunciar a la actitud de consumidor en relación con las personas a las que amamos (padres, pareja, hijos e incluso amigos).
Dicho con otras palabras, respecto a cada una de estas personas, interiorizar el hecho de que no la quiere únicamente porque sea tierna, bella, agradecida, agradable, servicial, dispuesta, generosa o le admire.
Por supuesto, estas razones pudieron contribuir inicialmente a favorecer su apego mutuo. Es normal. Pero cuando la amistad o el amor maduran se crea un vínculo más profundo, que va más allá de eso. Este vínculo es la confianza, el respeto mutuo y, más aún, el recuerdo que guarda en su interior de todo lo que han vivido juntos, que les ha moldeado, que constituye la historia de su vida y explica lo que han llegado a ser.
Ese recuerdo es nuestro tesoro, es lo único que nos va a quedar cuando lo hayamos perdido todo. Es nuestra mayor riqueza, lo que nada ni nadie nos podrá nunca arrebatar.
Pero ese tesoro no existiría, no sería más que una ilusión si mi supuesta fidelidad, mi supuesto cariño, desapareciesen al cambiar las circunstancias.
Para darnos cuenta de qué quiere decir esto en la práctica, podemos coger una hoja de papel y escribir lo siguiente: “Quiero a mi hijo/mis padres/mi amigo/mi pareja porque…” y completar la frase con razones que no tengan que ver con las cualidades de esa persona, razones que sigan vigentes aunque esa persona cambiase.
Por ejemplo:
“Porque es quien ha hecho que comprendiese tal o cual cosa importante”.
“Porque me perdonó aquel día, cuando nadie más me habría podido perdonar…”.
“Porque es la única persona que me tendió la mano en ese momento difícil y sin ella hoy yo no sería nada…”.
“Porque me hizo descubrir tal o cual pasión que ha dado sentido a mi vida…”.
“Porque hemos tenido y hemos criado juntos a ese hijo al que tanto quiero”.
“Porque sin ella, jamás habría podido… (completar)”.
Normalmente, si hace el ejercicio con honestidad, la terminación evidente de la frase será: “Y, por consiguiente, tenga la enfermedad de Alzheimer o cualquier otra, jamás en la vida la abandonaré; si lo hiciera sería infeliz y no estaría en paz conmigo mismo”.
Muchas personas que se ocupan con paciencia admirable de un allegado enfermo de alzhéimer lo hacen de manera espontánea, sin pensarlo. Y de ahí sacan el coraje para no desesperar. Al contrario, esta fidelidad ligada a su compromiso refuerza su convicción interior de haber vivido una vida bella junto a esa persona, hasta el final (lo cual no quita, por supuesto, los momentos de angustia que pueden hacerse eternos, el miedo ni el sufrimiento de la soledad y, menos aún, las añoranzas del pasado).
Pero eso les permite evitar que una grieta irreparable se abra paso en su corazón, tirando por tierra sus recuerdos y llevándoles a pensar que toda su vida, pasada, presente e incluso futura carece de sentido.
Tal como he dicho al principio, lo ideal es construirse esta filosofía de vida antes de verse frente al problema del alzhéimer de un allegado, cuando aún se dispone de tiempo y se tiene la cabeza fría.
Pero este ejercicio resulta también muy útil aunque nadie de su entorno llegue a padecer nunca alzhéimer.
En fin. Supongo que aún quedan muchísimas cosas por decir y más aún si usted o alguien cercano tiene un padre, madre, abuelo u otro ser querido con alzhéimer. No dude en compartir sus reflexiones con nosotros. Puede hacerlo un poco más abajo; leeré cada uno de los mensajes recibidos.
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Estoy muy de acuerdo, con todo lo escrito en esta carta. Como dice faltan preguntas, muchas, porque cada caso es distinto.
Pero lo que si es cierto, es el dolor, la ansiedad, la falta de cariño y una simple pregunta como: ¿qué tal estás, necesitas algo?
Estar cuidando a un familiar con alzhéimer puede ser una cruz muy pesada, pero tienes y debes hacerlo, como sea.
Yo lo hice, sola, y nunca me hicieron la pregunta que dije anteriormente. Eso duele mucho.
¿Qué podemos hacer, para seguir con nuestra vida? Nada, absolutamente nada.
Solo buscar una persona para que te libere mientras tú vas al trabajo, pero al regreso todo es igual y además no te has liberado, porque has ido a trabajar no a relajarte.
En mi caso yo estaba con mi madre de 21,30 que regresaba hasta las 13,30 que me iba, incluyendo festivos que mi cuidadora lógicamente tenía que disfrutar, pero yo, que es lo que disfrutaba. Ahora que por desgracia ya estoy sola, ahora es cuando aprovecho los festivos.
Pero se lo pierdan, que yo, encima trabajo en lo mismo, estoy en una residencia.
Solo hay que tener mucha paciencia, y dejar pasar el tiempo. Y cuando todo pasa, recuperar tu vida como sea, yo ahora voy al gimnasio y hago ejercicios de relajación. Porque después, salen mucha cosas que antes no veías, porque no tenías tiempo y además te haces más fuerte, pero luego salen los dolores y las secuelas.
Así que amigos/as que estéis pasando por este calvario, mucha paciencia y después solo pensar en vosotros y vivir lo mejor que podáis. No se recupera el tiempo pasado, pero hay muchas cosas por hacer.
Un abrazo a todos y ser felices.
Gloria
Mi padre tiene esta enfermedad. Realmente me encuentro sola para cuidarlo, llevarlo, traerlo… estamos 6 horas en un centro de día y es de los no dependientes. Allí pinta, que le vuelve loco, tiene fisio, actividades, se relaciona. En casa se hace casi todo supervisado por mí. Se afeita, se ducha, come con cubiertos, duerme, va al baño, ve el futbol, películas… igual tengo un poquito de suerte.
También tiene sus días y puedo contar que la luna llena les afecta… hay veces que tiraría la toalla per sigo, no sé hasta cuando.
Desde hace dos años mi madre se ha ido sumergiendo en otro mundo, muy difícil de entender y de explicar.
Cada día es un pasito para atrás y el dolor y la frustración se apodera de los que la cuidamos.
Solo pido que allí donde este no tenga dolor alguno y sea feliz, y que esto sea lo que me quiere decir cuando al terminar el día, la acuesto le doy su beso de buenas noches y ella me contesta con una media sonrisa…
Deseo me informen, si el tratamiento con las células Madre, pueden ayudar en algo a detener el alzhéimer.
Gracias por su ayuda.
Hola, mi pregunta es la siguiente, puede tener las mismas situaciones que la demencia senil, y se tiene que actuar igual??
Gracias
Muchas gracias por esa bonita reflexión y sus consejos.
He vivido la experiencia de mi madre enferma de alzhéimer durante los últimos 10 años de su vida. Somos varias hermanas y mi madre estaba al cuidado de una de ellas, médica de profesión. Curiosamente durante los primeros años y a pesar de haber sido diagnosticada por el neurólogo mi hermana no aceptaba que mi madre tuviera realmente la enfermedad y se obcecaba en que actuase racionalmente con lo cual se provocaban conflictos constantes, en que acaban llorando y mi madre cada vez más reacia a colaborar en cualquier cosa.
Cuando en el verano fui a pasar las vacaciones a casa de mi madre y vi cómo estaba la situación, analizamos que había que cambiar de actitud totalmente con mi madre y no llevarle la contraria en nada puesto que ella era incapaz de racionalizar las cosas. Por el contrario, a base de risas y cariño, haciéndole creer que era ella la que tomaba las decisiones, llevar a cabo las cosas necesarias sin crear conflicto. En menos de quince días la actitud de mi madre había cambiado totalmente, dejó de actuar a la defensiva y a partir de ese momento todo fue una balsa de aceite. Puedo decir que fue la época que más disfruté de mi madre, que desde entonces siempre estuvo cariñosa y feliz, como una niña pequeña o como un bebé que provocaba una tremenda ternura a su alrededor.
Por esa experiencia creo que las personas que se encuentran con un enfermo de alzhéimer, lo primero que tienen que hacer es cambiar su actitud y no exigir racionalidad al enfermo o enferma que ya no la tiene, sino aprender a manejar las situaciones con cariño y lo que se llama mano izquierda, para evitar entrar en una espiral de conflictos que no conducen más que a la desesperación. Aprendiendo a manejar el día a día las cosas pueden ser mucho más fáciles y hasta sencillas.
He disfrutado leyendo su carta a los que tienen que cuidar a una persona con alzhéimer.
Cuando habla de Construir una filosofía personal, yo añadiría que a un creyente la visión de fe le ayuda también a seguir valorando a la persona. El alzhéimer no resta dignidad a la persona humana.
Mil gracias por su artículo. Soy la cuidadora de mi madre, enferma de alzhéimer. Vivo yo sola con ella y, aunque cuento con ayuda, yo soy la cuidadora principal.
Mi vida cambió por completo hace trece años, cuando comenzó a manifestar los primeros síntomas, pero ni un sólo día me he arrepentido de mi decisión de cuidarla personalmente. Es más, creó que entrar junto a ella me ha descubierto cualidades desconocidas en mí. Creó que desde entonces soy mejor persona. Mi madre ha sido la mejor persona que he conocido. Y cuidarla la decisión más fácil. Porque cuando una persona te lo ha dado todo y te ha hecho ser lo que eres ahora. Cuando alguien es tan maravilloso como ha sido mi madre, es un honor y una alegría tener el privilegio de estar a su lado, «en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida»…
Francamente me ha parecido magnifico el articulo y la forma maravillosa en la que trata este mal, que creo que a todos nos aterra.
Esto debería poder llegar a manos de todos nuestros seres queridos.
Durísimo, clarísimo y creo que de gran ayuda, si llega a necesitarse.
Yo, por mi parte les estoy muy agradecida, y me encargare de su difusión.
Mil gracias.
Muchas gracias por los consejos a las personas que cuidan de un enfermo de Alzheimer.
Para mi llegan un poco tarde porque mi padre falleció el pasado noviembre tras un larguísimo y tristísimo proceso de alzhéimer. Ciertamente viven en un mundo que sólo existe en su mente, pero que yo creo que les hace sufrir por su falta de lógica. Recuerdo que en una ocasión, hace al menos 7 años, le vi desconcertado y cuando le pregunté qué le pasaba, su respuesta fue que no entendía nada.
Por eso creo que sí que lo pasan mal, a pesar de lo que se ha dicho de que no sienten nada. No pueden expresarlo, pero sí sentirlo y son muy agradecidos a cualquier detalle de afecto. Necesitan sentirse queridos y protegidos, exactamente igual que un niño que tampoco entiende aún el mundo al que ha llegado.
Puesto que mi suegra también terminó su vida padeciendo esta terrible enfermedad, he aceptado la posibilidad de que mi marido o yo podamos sufrirla al final de nuestras vidas, aunque deseo con todo mi corazón que no sea así.
Para los que están pasando por ello, mucho ánimo y, como menciona en el artículo, pensar que la persona que era se ha ido y ha quedado una carcasa y una criatura que vive presa en un mundo sólo conocido para él o ella y al que el resto de personas no tenemos acceso.
Viví la triste experiencia de tener un ser muy querido para mí con alzheimer. Fue mi madre, a quien estaba muy unida. Al principio me costó hacerme a la idea de que la estaba perdiendo y que ya nada iba a ser igual. De todas formas en la primera etapa, cuando tenía lapsus pero todavía podía hacer más o menos vida normal, mi hermano (que vivía con ella) y yo que estaba bastante cerca, intentábamos que estuviera casi siempre acompañada.
Yo intentaba demostrarle cada día mi amor por ella y solía decirle lo que la quería. Se vuelven como niños y demostrarles lo que les quieres y verles como les reconfortan es lo mejor. Y así lo hice hasta cuando ella ya era un cuerpo sin su persona, la besaba y le recordaba lo que la quería aunque ya hiciera tiempo que no estuviera conmigo. Es duro y mucho sobre todo el final que quizás es la parte más dura. Pero cuando veía como me necesitaba, era mi otra hija pequeña. Todo esto me hacía ser fuerte y seguir adelante sin desfallecer porque si no que iba a ser de ella.
Mis padres tuvieron Alzheimer los dos, pero aunque sus recuerdos se fueron borrando, el cariño lo seguían dando a manos llenas, yo los tuve junto a mi hasta el fin de sus vidas, aceptando esta enfermedad dándoles amor que es lo que ellos.
Me habían dado no me importaba que no me reconocieran según decían los médicos, pero cuando mi padre me veía y le preguntaban quién era yo, siempre respondía (el mayor tesoro de mi vida) y se le iluminaba la cara, por lo que os aconsejo que aunque os digan o parezca que no os reconocen, su corazón sigue sintiendo ese amor hacia vosotros, quererlos hasta el fin de sus días, no los arrinconéis porque cuando ya no estén los añoraréis infinitamente.
Gracias por este punto de vista…
Apreciados Sres.: Me veo reflejado exactamente en sus consejos pues he cuidado a mi esposa durante 15 años del Parkinsonismo y luego Alzheimer, habiéndola perdido hace un año. Estoy ahora viviendo con una soledad extrema y gracias a todos los recuerdos, fotos, escritos, regalos, etc. puedo resistir esta vida a mis 80 años.
Gracias de todos los consejos que Vdes. nos dan. Un afectuoso saludo.
Alberto S.
Hola Sr. Dupui, quiero seguir agradeciendo sus publicaciones fantásticas.
Le comento que hasta hace 2 meses tuve a mi cargo yo sola (soy viuda y mis hijos casados cada uno en su propia vida) a mi mama con Alzheimer e invidente. Va a cumplir el 30 de este mes 94 años Le comento que recién ahora la pude poner en un geriátrico que es estatal y es encomiable la atención que tiene. Lo que quería comentarle es que a pesar de la ceguera y el alzhéimer mama nos reconoce a mis hijos y a mí por la voz
Es una persona INCREIBLE, conserva una educación léxico y alegría que nos está dando un ejemplo a todos Ella era así antes de todo esto Tendría decenas de hojas para escribirle de ella pero le quería decir que justamente no hace nada fuera del lugar En su vocabulario el gracias el dios la bendiga el hay que quererse un poco más es moneda corriente Era muy movediza y le gustaba bailar y cantar Siempre. Aun lo que se acuerda desde los 30 años para abajo canta En el instituto están encantado con ella Reza (tuvo años en colegios religiosas) avemaría padrenuesto credo y gloria antes de dormir eso si hay que hacerla acordar.
Yo la veo casi todos los días porque le voy a dar la cena y salgo de allí con consejos y sugerencias de modo de vida Mi decisión de tenerla fue más que nada por lo que me ha progresado la artrosis de rodilla a tal punto que no tengo cartílago Le comento que sigo ahora al pie de la letra lo que Uds publicaron para tomar Harpagofito, Artilase (glucosamina con condroitín)
Me mandaron hace un año un mensaje detallado y gracias a eso por lo menos se frenó Los médicos dicen de operarme pero no quiero arriesgarme por lo menos por ahora Por otro lado recordé que en algunos de sus e-letter hablaron de un medicamento que podría funcionar en el ADN de las personas Por eso me lo trajo una prima que vive ahí en Suecia se llama Michocondria Formula
También les cuento que mi hijo cumple 46 años el mismo día que mama El caso es que él hace 8 años le diagnosticaron operarse de la tiroides y recién ahora se va a operar Tiene dos nódulos pero habría alguna posibilidad de ir reduciendo su tamaño? Estoy sumamente preocupada No me extiendo más y les agradezco todos los conocimientos que nos das a través de los envíos recibidos
Gracias Stella
Simplemente le/la querré, pase lo que pase, sea Alzheimer o una tetraplejia.
Tengo a mi madre, ya con 16 años con la enfermedad, ahora tiene 77 años y está en la última fase ya le damos la comida más el agua con jeringuilla. Cuando comenzó, el peso de la enfermedad la llevaron dos de mis hermanas ya que a mí me costó mucho asimilar la enfermedad de mi madre. Ella había sido una persona muy buena y la verdad es que en toda la fase de la enfermedad no ha sido agresiva, ya podían encontrar como parar la enfermedad. Muchas. E de decir que nos pilló trabajando y desde entonces tenemos A una persona con ella de día, noche le damos fiesta de sábado a domingo por la noche. Muchas gracias
He tenido a mi madre con alzhéimer durante 13 ó 14 años. Mi padre también vivía con nosotras. Ha sido muy duro sobre todo los tres últimos años que estaba en silla de ruedas debido a que mi hermana, que vive fuera, la sacó un día de paseo y se vé que no sabía que había que sujetarla bien. Se cayó y se rompió la cadera, a partir de entonces ya no anduvo.
He de decir que cada día quería más a mi madre, me trasmitía una inmensa ternura, aunque la gente piensa que no se dan cuenta de las cosas, no es así. Lo que pasa es que no pueden expresarlo porque el centro del lenguaje y el centro motor que están en el cerebro, están deteriorados por la enfermedad, pero el sentimiento y la emotividad siguen tal cual.
Mi padre sufría mucho al verla así. Por lo tanto he tenido que lidiar con los dos. Yo trabajo y por las mañanas, los últimos 6 años iba una chica a levantarla y la llevábamos a un centro de día, muy a mi pesar, porque creo que cuando están ya en una fase avanzada, están allí como un mueble, a mí me daba pena que fuera allí.
Mi madre cuando estaba bien fue una mujer muy activa, trabajadora, inteligente, independiente, prudente, discreta, admirable. Ella supo afrontar muy bien la enfermedad y nunca fue agresiva.
Yo aconsejo que cuando se cuide a estos enfermos no se piense en el futuro, que se viva el día a día y así es más llevadera la enfermedad. Otra cosa es que nadie te reconoce el esfuerzo y el sacrificio que haces, al contrario te toman por tonta y que si lo haces es porque quieres, como me ha ocurrido a mí.
Mis hermanos no me echaron una mano en casa, solo la sacaban de paseo alguna vez, es más me trataban con desprecio porque por su parte era mejor llevarla a una residencia.
Mi medre falleció hace casi dos años y todavía estoy triste por su ausencia. Cuando falleció fue para mí un golpe durísimo. La quería con locura y la besaba continuamente. No me arrepiento de haberla tenido, si es cierto que me han quedado secuelas, dolor de espalda sobre todo, pero queda compensado con la lección de vida que adquieres. Hay que decir que cada enfermo de estos es un mundo diferente y las circunstancias que le rodean también, así que cada uno vivimos nuestra experiencia de forma diferente.
Ah! debo decir que los fines de semana y festivos no venía la chica a casa ni iba al centro de día con lo cual era yo sola la que me ocupaba de ella.
Gracias por este escrito, es muy lúcido y tiene los ingredientes de una enseñanza Budista.
Contiene; Acogida; Presencia (ser verdadero); Compasión (amor incondicional) y Trascendencia (ir más allá, ir a la fuente; al fondo de nuestra esencia), podríamos decir que rebosa espiritualidad.
Repito muchas gracias por este mensaje. Tengo dos familiares muy cercanos en esta situación y si bien por filosofía, comportamiento y actuación, ya van esta línea, sus reflexiones, me ayudan y complementan a tomar plena conciencia de ello.
Un abrazo y Mettâ
Soy Enfermera con 37 años de experiencia en la salud.
Al padre de un amigo mío diagnosticado de Alzheimer le recomendé los FACTORES DE TRANSFERENCIA Y está retrasando el proceso. No es que se vaya a curar pero si retrasados su deterioro 10 años es lo que le vamos a ganar y tener calidad de vida.
Es impresionante ver si evolución. Me quedé impactada la navidad pasad pudiendo hablar con él, sus respuestas.
Sr Dupuis: este artículo del cuidado de personas con alzhéimer, es excelente, y aplica a cuidados terminales de nuestros seres queridos!! Yo experimenté cuidar a mi querido esposo hasta el final y ahora como Ud menciona quedan los recuerdos, como tesoros que nadie podrá arrebatar; también me sostuvo mi fe en el futuro cuando ya no existirá más dolor, viviendo eternamente en esta tierra.
Gracias me encantan sus reflexiones.
Mi madre de 84 años tiene Alzheimer, si no la dejamos hacer algo se enoja mucho. El problema no es ella, el gran problema es mi padre que tiene 87 años y no ha aceptado los síntomas de la enfermedad de mi madre.
Se autonombró cuidador aunque él no puede ni sabe cómo estar pendiente de muchas de las necesidades de ella.
Se niega a sí mismo lo que representa esta enfermedad y es terriblemente terco. Él no tiene Alzheimer pero es un obstáculo para todo. Es un obstáculo para cualquier cosa que intentamos hacer para ayudar a mi madre.
Siempre he dicho que puedo manejar el Alzheimer de mi mamá pero no puedo manejar la terrible terquedad de mi padre. o menor porcentaje definitivamente cada experiencia ayuda.
EXCELENTlE ARTÍCULO. Tenemos a mi mamá de 87 años con Alzheimer; mi vida cambió en un 100% pues lo dejé todo y estoy con ella de lunes a viernes; mis hermanos se turnan los fines de semana; al inicio sus inverosímiles pero a la vez creíbles historias casi me trastornan; pero aún y todo para nada me arrepiento del cambio que hice; disfruto en medio de tantas circunstancias y episodios de su compañía…y con ella soy feliz; siempre pienso que DIOS SABE COMO HACE SUS COSAS!! mi mamá tiene grandes altibajos, todavía nos reconoce a todos y a cada uno de nuestros parientes; cada día somos más conscientes del suceso; es una enfermedad indescriptible; muy cierto es que se aprende a vivir el día a día: a no pensar en el futuro; ha bajado mucho de peso, perdido el apetito, y la siento muy vulnerable a todo; sufre, porque en su caso, es su nieto el que le roba o le esconde sus cosas: la ropa, los zapatos, todo..; llora y su cara se transforma, porque esa es su verdad; y como entender que su nieto en su propia casa le robe..?
La lógica, como lo manifestaron algunos, muchas veces no existe. No racionalizan…y definitivamente el amor es la clave. aunque me he sentido impotente infinidad de veces; le decían a uno, paciencia tolerancia; pero no basta; aún con paciencia y tolerancia he sentido mil veces que me quedo sin herramientas para ayudarla, manejarla, entenderla; sentir que la enfermedad te está ganando y lo peor, que mi mamá está quedándose sola y en su mundo; pero no les miento, que aún y saber y estar comprobado por todos los medios que tiene Alzheimer muchas veces queda una tan desconcertada, porque en diez mil cosas existe su lógica y más, y entonces cómo entender esta enfermedad? aún es muy activa y su terapia es el oficio y bien, muy bien..; Uy Dios, y solo Dios… cada vez esta más deteriorada y al mirarla solo me inspira la más grande ternura y a la vez pesar, porque se nota el paso de los años y la enfermedad…ORO A DIOS PORQUE ME ILUMINE Y ME PERMITA HACER LO MÁXIMO; me he contactado con el Dr. Francisco Lopera, o mejor con su secretaria; este médico es el profesional con mayor conocimiento respecto de enfermedades como el Alzheimer; no hay cura pero no debemos morir antes de…quizá nos dé más pautas; él atiende en Medellín y ahí les dejo la duda…
Gracias por todos los comentarios, pues en mayor
Yo oí una conversación entre dos eminentes neurólogos y hablaban de que en cierto modo como que se les meten en la mente entes oscuros.
Mi madre siempre tuvo predilección por mi hermano y la enfermedad lo agudizó. Yo me preguntaba, caray, no le ha dado por lo contrario. No sabía si era día o noche ni la hora aproximada en que se encontraba, es decir, yo dormía en el sofá porque no podía meterme en una habitación. En verano tenía frio, en invierno calor. Casi todas las noches pasaba la fregona, seca, sin cubo por toda la casa medio desnuda, en invierno, me apagaba el gas de manera que la comida si te descuidabas estaba cruda, la mitad de las noches decía que no le había dado de cenar, le tenía que volver a dar de cenar y comía un montón.
Un día quería bajar a la calle en sujetador, como no podía con ella le tuve que decir: No ves que no estás bien? Madre mia, que has dicho!!, montó una pajarraca que acudieron los vecinos y de repente su conversación era de una lógica aplastante, si los vecinos no llegan a ver que iba con sujetador estoy segura que me denuncian.
En fin para que contar más. Sufrí por su parte trato degradante, está claro que estaba enferma y no pasa nada, pero si pasa, directamente yo tuve que estar en tratamiento psicológico. Ah¡¡ ella nunca lloraba, pues en la enfermedad si lo hacía muy a menudo. Se caía porque la enfermedad provoca debilidad muscular. En fin una película de terror, hasta el punto de que he hecho un testamento vital por si a mí me pasa que mi hija no tenga que soportar todo eso.
He leído su artículo que me ha parecido magnífico, también todos los comentarios que son muy interesantes. Hay uno en especial que me ha llamado la atención, me refiero al comentario de Margaret L. de fecha 29/01/16 a 0900 horas, en el que dice: le recomendé (a un amigo) FACTORES DE TRASFERENCIA. A qué se refería, qué son esos factores y cómo actúan?…
Gracias anticipadas.
Hola, leo y leo y leo casos de cuidadores de enfermos de alzhéimer, la mayoría casos de padres con la enfermedad. Yo viví esto con mi padre.
Pero ahora lamentablemente con mi esposo, médico, comenzó desde muy joven. Hace 8 años se detectó los primeros síntomas, ahora él tiene 58 años de edad con las deficiencias ya avanzadas totalmente dependiente. A mi cuidado en casa parte del día, con enfermeros, yo trabajo soy muy joven!
Es momento de tomar una decisión de internación y viene la culpa! Yo debo tomar la decisión!
Pero no puedo más con mi físico ni con mis fuerzas mentales.
Muy muy triste!
Mi madre tiene el comienzo de la enfermedad y mis hermanos y yo estamos tratando de ponernos de acuerdo para cómo vamos a lidiar con la situación, sus palabras son muy ciertas y alentadoras.
Gracias,
Mi madre fue declarada con esta enfermedad en el 2011, empezó a degenerarse lentamente bajos los mejores cuidados. Sucede en el año del 2016 , a mediados de año, mi madre cambia de cuidadora, y parece que haya resucitado, muchas cosas no se acuerda, pero su estado de ánimo es óptimo, recuerda muchas cosas, reza, canta, participa de conversaciones ve y lee los anuncios de la televisión. Tiene días que se descompensa, pero nada de que preocuparse, en este momento nos sentimos felices, no sé hasta cuanto, ni que pudo haber pasado. Pero ahí vamos. Lento pero mejorando.
Hola me llamo Guadalupe, y mi mamá está en la última etapa de Alzheimer, lo que no deja de asombrarme es que la mayoría de los enfermos están varios años con la enfermedad, y mi mamá hace tres años que se la diagnosticaron entiendo porque avanzó tanto. Yo la cuido desde siempre.
Mi madre falleció en setiembre de 2016, sólo 8 meses después de ser diagnosticada con Alzheimer. Anteriormente, hasta 4 años antes, eran evidentes los lapsus de memoria y episodios de olvidos más o menos graves. Se le realizaron todo tipo de estudios, tomografías, resonancias, estudios del lenguaje… y ninguno fue conclusivo. Las tomografías más o menos normales para la edad (70 años), el vocabulario normal (supongo que era por ser una persona muy culta, que hasta 4 o 5 meses antes de su fallecimiento tenía un nivel cultural al hablar increíble), todo más o menos lo esperable, por eso el diagnóstico fue tan tardío. Su neuróloga la diagnosticó con «falta de oxigenación de sangre al cerebro» y así estuvo, con un Alzheimer galopante durante todos esos años pero sin saberlo ni ella ni nosotros. Cuando finalmente en enero 2016 fue un episodio decisivo de una especie de psicosis con un tema de «robo» de dinero del que nos acusó a todos los familiares más un debilitamiento muscular extremo que le llevó a una caída y que nunca más se levantara de la cama, ahí llegó el diagnóstico de Alzheimer en etapa terminal. INCREIBLE, AUN ESTOY FURIOSA AL RESPECTO.
Desde ese momento, en el que los 3 psiquiatras que la atendieron de urgencia sugirieron el ingreso en un centro de salud y así lo hicimos, fue todo barranca abajo. Desarrolló úlceras por presión, incontinencia, disfagia, dejó de hablar, de comer, etc. Fue internada por infección urinaria y ya no salió del hospital. Ya ha pasado casi 1 año pero todo esto no he podido procesarlo aún… se supone que el Alzheimer dura años y se diagnostica fácilmente por un profesional, pero ella no presentaba en sus estudios neurológicos ningún síntoma inequívoco… entonces un proceso que dura años, en el que tanto el paciente como la familia pueden acostumbrarse y hasta planificar cómo encarar la enfermedad, nosotros lo pasamos en unos meses. Fue doblemente cruel.
Muchas gracias por todo muchas veces pienso en esa situación y me entristece mucho pero con consejos como los suyos me dan un poco de tranquilidad. Siga enviando estos consejos, muchas gracias
Yo, tengo a mi mujer desde hace casi dos años con una clasificación moderada-grave.
Todavía no sé cómo salir adelante porque ella no admite más que mi compañía y ello conlleva un trato con una bipolaridad tremenda. Debo dar el paso para que aparezca la figura de una tercera persona, un centro de día o un taller, pero ella no quiere y se aferra a mi persona como el ahogado a su salvador. No quiere oír ni hablar de nada que no sea yo y yo no sé si seguir así o romper a una segunda situación que de un sentido a mi estado de vida. Mi familia cercana cubre escasos momentos de esta situación y me encuentro en un pozo del que veo una gran dificultad salir.
Gracias. Un afectuoso saludo.
En mi caso es mi marido el que tiene esa maldita enfermedad impronunciable, tiene casi 79 años, los cumple en octubre, llevamos 45 años de casados más 5 de novios, ya 50 años juntos…y se le van olvidando, lo malo es que yo empecé a notar cosas raras en él, olvidos que a mi modo de ver eran inexplicables, pero nuestra doctora no supo ver el problema hasta que él un marido estupendo buen padre… empezó a insultarme, insultos graves, y finalmente me agredió, tuve que llamar a emergencias, vino una ambulancia y lo ingresaron en un psiquiátrico, claro entonces lo diagnosticaron, y empezaron a medicarlo, estuvo once días ahí, y a la vuelta a casa ya vi que mi esposo, se había ido, es él, pero no lo es, ha cambiado en todo, costumbres, una persona limpia aseada, no consigo que quiera bañarse es un suplicio, se le olvidó incluso como se pone una persona para ir a dormir no sabe ponerse en la cama, no le gusta nada de las comidas que antes le encantaban, no se que darle de comer, estoy desbordada, angustiada, él sigue insultándome, no sabe que está en su casa, quiere irse pero lo bueno es que pide irse donde ya está, quería ponerlo en un centro de día, pero él no quiere ir, y todavía no tengo su incapacitación, y no sé qué hacer, el psiquiatra me dijo que sería lo mejor, porque él perdió mucho en poco tiempo, solo estoy yo, y no quiere salir a la calle, Dios!!! Es tan triste, gracias por leer mi deshago..
Leí con interés tu comentario, porque mi madre también padece alzheimer, hemos notado que cuando más estresada estoy ella también se angustia, que malo que estés sola, busca alternativas pon música relajante, música positiva, también mi madre no quiere bañarse es un desbordamiento de energía que contengo, a mí lo que me alienta finalmente es que ella me dio una educación y formación firme y ahora de mis 4 hermanos soy la que tengo un poco más de preparación alguno de mis hermanos propone llevarla a una institución, aquí en México no son tan confiables, en lo personas en cuanto a mi madre quiero compensar todo el amor y tiempo que tuvo con nosotros, pero en tu caso tú tienes la mejor decisión y nadie te la puede cuestionar porque solo el que está en la situación sabe su desesperación y cansancio, anexo decirte que yo decidí contratar a una persona solo cuando me voy a trabajar por que también tengo un hijo de nueve años que me motiva a salir adelante, sé que mi madre no puede sufrir esta enfermedad por siempre, algún día partirá pero deseo darle una calidad de vida buena.
Cuídate mucho busca en you tobe tutoriales para que puedas calmar esa ansiedad, aparte sería bueno formar algún grupo de autoayuda, siempre existen experiencias parecidas a las nuestras.
Muchísimas gracias por esta carta, yo tuve a mi madre (ya fallecida) con esta enfermedad y ya me hubiera gustado leer esto en su momento, pero puedes ayudar a clarificar ideas a muchas personas que ahora se encuentran en esta situación y como bien dices es una bonita forma de no olvidar las cosas buenas que nos han dado tantas personas, ya padezcan o no ésta enfermedad.
Muchas gracias
A TODOS los que por » sorpresa «, se les presenta una situación similar o parecida pero de un mismo nivel DE ENVERGADURA les digo: En principio, cada uno tiene su propia personalidad y cáracter por lo tanto se enfrentará y ASIMILARÁ esta » nueva circunstancia » en sus vidas conforme a ello. Una vez » asimilado «, a trompicones, desaciertos, despropósitos, . . etc, la » BUENA NUEVA » ( no es burla, ni estoy para sonrisa fácil ni para lágrimas tontas ), EL CENTRO ESPIRAL DE CADA DÍA, DE CADA HORA, se ha de concentrar en lo que dice el magnífico artículo ¡ ¡ EL TESORO ! !, en la vida, vivencias del SER HUMANO, que sin él saberlo y nosotros tampoco, nos va a poner a prueba.
Me ha gustado mucho su manera de tratar el tema de los afectados por el alzheimer. Pero he encontrado a faltar la respuesta a la que para mí és la gran pregunta:
Las personas afectadas de alzheimer se dan cuenta, al menos al comienzo de su enfermedad, de que no recuerdan eso o aquello… es decir, sufren en algun momento de su enfermedad?. Esa es para mí la gran pregunta.
Tengo una amiga afectada de alzheimer que tiene un alzheimer en grado agresivo (ella no lo es en absoluto) según el médico, que cuando nos reunimos dice frases como por ejemplo: «no entiendo nada de lo que decís» o bien dice : esta tontería que tengo en la cabeza» y se la toca.
Simplemente pregunto: SUFRE?
MUCHAS GRACIAS POR TODO.
Gracias Juan M Dupuis por compartir los consejos y su particular manera de ver la enfermedad de Alzheimers. Veo por los comentarios que esta carta ya la publicaste hace tiempo pero hiciste bien en re-publicarla, pues el tema no tiene limitaciones en el tiempo …hasta que no encontremos una cura.
No hay palabras para describir el dolor de ver a seres queridos sufrir y pasar miedo terrorífico del desconocido en las primeras etapas, luego cómo empeoran de día a día hasta ser irreconocibles, niños, bebés, entes asolados por deterioro mental y físico, a la merced del tiempo.
Yo he visto y vivido estas secuelas primero con mi madre (casi 10 años desde que la diagnosticaron, falleció con 68 años), luego su hermano (6 años, falleció con 80 años), luego su hermana (5 años, falleció con 82 años). Tres hermanos todos por esta cruel enfermedad. Mi padre fue el principal cuidador de mi madre y le honro por su dedicación y cariño. Yo no entendí muy bien lo que ocurría, era joven y tonto como todos los demás. Más tarde además, pasaba por una separación con dos niños pequeños por lo que me dedicaba a pedir egoístamente a mi madre que volviese de la nubosidad, primero para que conociese a su única nieta, segundo por que simplemente la echaba de menos y necesitaba un abrazo y consejos de madre. No recuerdo haber llorado más en mi vida cuando la hablaba de mis pormenores, pero ella me miraba en blanco, no había respuestas, la vida es así y hay que afrontar realidades. La necesitaba tanto, en realidad la he necesitado siempre pues madre solo hay una.
Mi tío y mi tía vivían juntos y sufrí crisis de ansiedad al cuidar de ellos (primero mi tío y luego mi tía). Era el único familiar en su entorno…pero nunca pensé en abandonar ese camino pues les amaba, y sigo amándoles, años después de su fallecer. Más de siete años de ese calvario parece ahora un recuerdo totalmente borroso, como si hubiese enterrado todas las malas memorias y sufrimiento. Pero ahí están y me siento orgulloso de lo que hice para ellos, y no para reconocimiento en mi entorno, sino por que simplemente me hicieron feliz, les amaba y no había otra elección. En mis recuerdos como bien dijiste usted es donde siguen vivos, sobre todo los mejores momentos que me han formado.
No sé qué decir a los que ahora están en esas mismas circunstancias salvo que el amor os guiará, y muy adentro de la persona afectada, a pesar de no parecer que se enteren, ahí están, vivos, su alma intacta aunque sus sentimientos y afectos estén encerrados y prohibidos de comunicarse por una aberración de enfermedad que sólo tiene explicación por las perversas practicas de la humanidad en consumición, nutrición y hábitos de la industrialización en la sociedad.
No es digno ver a seres queridos acabar su vida de esta manera. Debemos despertar las sociedades para que podamos respetar los deseos de la gente de morir dignamente, sin sufrimiento, sin remordimiento, y reconciliados con la vida y nuestra razón de ser.
saludos a todos
Gonzalo
Gracias x sus sabias reflexiones.
Yo viví esa enfermedad con mi madre y realmente es durísimo, no hay palabras para describir cómo te sientes…y cuando la vida t los arrebata. .te queda un dolor q jamás jamás se va…
A mí se me fue parte de mi corazón con mi amada madre. DEP.
Gracias
He leído con mucho interés su artículo sobre el Alzheimer. He pasado por una experiencia reciente con mi marido, de 27 años casados, cuando yo era una mera adolescente.
Mi aportación, por si fuera útil para alguien, es que todo mi mundo cambió cuando el diagnóstico fue verbalizado. Yo tenía una hija, una niña de 10 años. Me encontré desbordada, primero era incapaz de creerlo. Después…fue tremendamente duro,
Pero:
Intenté mantenerle en casa todo el tiempo que pude, para que pudiera estar con nosotros, su hija y conmigo. Le cuidé lo mejor que supe y pude, hasta que empezaron las caídas…fui muy criticada por vecinos a los que no presté oídos pero sufrí mucho…
Finalmente,
Me vi obligada a ingresarle cuando ya no podía andar ni comer ni hablar…nunca me perdonaré el interrogante de SI PODIA HABER HECHO MÁS POR EL.
APRENDÍ QUE:
Una enfermedad tan terrible, te borra los recuerdos, PERO NO CAMBIA EL CORAZÓN, del que la padece y
QUE HAY OTRAS MANERAS DE AMAR, CON LOS OJOS, CON LA MIRADA.
QUE ME ha regalado el tiempo más feliz de vida, y que le estaré siempre agradecida. Y
Aún más:
Le echo de menos cada día, aún con la enfermedad, daría lo que fuese por seguir estando con él.
Mi comentario no es de experiencia directa, pero me conmovió lo que nos contó una compañera de grupo. El enfermo de Alzheimer era su marido. Había llegado al nivel en el que se había hecho necesario llevarlo a una residencia. Ella iba a visitarlo. Nos dio a entender que, aunque se habían casado enamorados y habían vivido tiempos de felicidad, los últimos años no habían sido demasiado buenos. Hasta el punto de llegar a separarse. Pero ahora, esto es lo que me conmovió, cuando iba a visitarlo, le llevaba música y la escuchaban juntos. Escuchando la música se unían mucho. Se acariciaban, se sonreían, vivían momentos maravillosos. Los dos se enternecían con la música, sin necesidad de palabras. No sufrían, todo lo contrario, en la música no les hacía falta la palabra, ni recordar, solo la sensación, la emoción….
Creo que si los que están al lado del enfermo se tranquilizan y no busca que responda como antes, tienen una oportunidad nueva. Como me decía una amiga, cuya madre tiene esta enfermedad, nunca antes le había dicho a mi madre que la quería y la había acariciado con la emoción y el sentimiento que lo hago ahora.
Por lo que estas personas que conozco transmiten parece que se pierde la memoria, pero no la sensibilidad… aunque se hayan olvidado de quien es la persona que les acaricia o con quien están escuchando música ellos sienten las buenas vibraciones de las personas que están con ellos. Eso parece, al menos en los casos que conozco
Estimado Señor:
Bello y certero artículo sobre esta enfermedad terrible, buenos consejos salvo en un punto que se refiere a estar con ellos hasta el final como prueba de amor y lealtad.
Creí que yo no estaba leyendo correctamente el texto pero sigo captando su mismo mensaje.
Permítame reflexionar sobre este punto:
Uno puede amar mucho a alguien y a pesar de ello no ser capaz, no reunir las fuerzas necesarias para acometer durante años esta ardua tarea que además consume la energía psíquica del cuidador y todas sus fuerzas.
Un saludo cordial.
Maite
Es una reflexión profunda, intensa y honesta. Planteas cuestiones de gran calado, imprescindibles para la toma de decisiones, especialmente la de asumir el cuidado. Gracias por ayudar a este colectivo en tan desventaja y tan vulnerable.
Muy bonita reflexión me enseña más a saber sobre el alzheimer y poder cuidar a personas con esta enfermedad que me solicitan
A mi marido le diagnosticaron esta enfermedad hace ya siete años. Cuando me lo confirmaron yo tenía 45 y una hija de solamente once años. No podía creerlo, y al principio fue así. Su estado no hacia sospenchar el zarpazo enorme del veredicto. Pero, tras un periodo de pruebas y relativa calma, donde yo mantuve una situación todo lo más normal en cuanto a cotidianeidad posible se refiere, empezaron otros síntomas mucho más serios y llamativos.
Yo no tuve ayuda familiar de ningún tipo. Procuré mantenerle en su casa todo el tiempo que pude hasta que comenzaron las caídas, y no podía quedarse sólo. Muchas veces tuve que salir a pedir ayuda a viandantes de la calle, porque olvidaba salir del coche, o no podía levantarle del suelo….la situación se hizo verdaderamente difícil.
He sido duramente criticada por los vecinos, por mantenerle en casa,…, pues bien, esta enfermedad me ha enseñado que la memoria de estos enfermemos puede desaparecer con sus recuerdos, pero no su carácter ni su corazón. Mi chico, ni en los peores momentos de la enfermedad se mostró nunca agresivo, ni enfadado. Su mirada hacia su hija y hacia mí era dulce y tranquila. Y aún ahora, a pesar de saber que no tenía alternativa ni otro remedio, me pesa haberle ingresado en un centro porque no podía literalmente hacerme cargo de él, todo el día, día tras día, semana tras semana. Era agotador.
Ha sido la experiencia más dura de mi vida, pero también la más bella, me ha enseñado que una enfermedad no te cambia, y que quizá el perdiera la memoria y los recuerdos, pero yo no. Cuando iba a verle a la residencia, y me sentaba a su lado, le decía siempre a los cuidadores, «no sé si él sabe quién soy, pero yo si se quién es el»…
Sólo puedo decir que el Alzheimer puede llevarse a una persona, sí, pero no el Amor que otra persona le tiene, y que me ha enseñado hasta los últimos momentos, y que aunque físicamente ya no está con nosotras, yo le echo de menos de menos cada día.
Yo cuido sola a mi abuela de 95 años con alzheimer ya encamada y reconozco que estoy muy cansada. Tengo 45 años y veo que la vida se me escapa sin disfrutarla. A pesar de que ella es muy dulce y cariñosa yo cada día estoy más amargada. No puedo ingresarla por razones económicas pero si pudiera no lo dudaría. Esto no es vida para ella ni mucho menos para mí.
Buenas noches a todos. Les escribo porque soy una más de ustedes con un padre con Alzheimer. He tenido momentos que pienso que voy a tocar fondo. Soy madre de unas gemelas de 3 años así que mi lucha me resulta muy difícil. A veces me juzgo y me censuró por mi comportamiento hacia él pues logró perder la calma muy rápido. No tengo ayuda de ninguna institución. El aún se vale por si sólo más bien se siente muy independiente y quiere lucir de 25, hasta su manera de caminar ha cambiado.
Tiene comportamientos muy extraños y muy agresivos y amenazantes. Ya no es aquel Papi. Por eso estoy aquí pidiendo ayuda. Vivo en Estados Unidos.
Tengo a mi suegra desde hace siete años con alzheimer, antes esta una semana en casa de mi cuñada y una en la mía, desde hace quince meses esta siembre con nosotros. Es muy duro pero mi filosofía para llevarlo bies es pensar que si me hubiera pasado a mi ella haría los mismo que yo hago por ella.
Hola., inmediatamente después de haber cuidado a mi padre enfermo de diabetes, con una parálisis en su lado derecho, y más encima haber quedado ciego por glaucoma., mi madre empezó a mostrar síntomas raros de conducta ya antes de haber fallecido mi padre. La lleve al doctor y le diagnosticaron alzheimer. ,
desde ese momento empezó ya mi tragedia, soy hija única, trabajo porque no tengo quien me mantenga, durante las horas de trabajo tengo que dejar a mi madre encerrada en su habitación donde únicamente le tengo solo su cama, me levanto todos los días a las 6a.m para salir a trabajar, llego a las 9a.m (ya que mis horarios de trabajo me lo permiten) a lavar a mama, darle el desayuno, levantarla por un rato, luego hacer aseo, cocinar etc. después antes de irme de nuevo a trabajar acostarla otra vez y dejarla encerrada, ha! Y poner mucho cuidado de que no se me olvide apagar la cocina antes de ir a trabajar,
Después llego en la tarde 5pm. Recién de nuevo a la casa a hacer todo lo que no pude durante las horas de la mañana. En esto llevo ya 12 años , mi madre tiene 86 y yo 61años, ya no doy más, muchas veces me voy a la cama a llorar para desahogarme un poco, hace muchísimos años que no se de descanso, estoy agotada, física y mentalmente, a veces solo quiero morir ya que mis nervios están hecho trizas,
Felices quienes tienen alguna ayuda con el enfermo, lo que es yo, estoy completamente sola, me pregunto ¿Es pecado desear suicidarme? Estuve con mi padre luchando como 10 años antes de que falleciera, si a eso le sumamos los años que llevo con mi madre, serian 22 años, me he transformado en una mujer triste y amargada que ya no espera nada bueno de la vida.
Hola Gladys, aquí pasando por situación parecida. Y aunque yo si tengo una hermana, ella vive en otro país y no envía ayuda económica ni presencial ni de ningún tipo, puedo decirte que eso suma más dolor y bronca a la situación.
Por favor no pienses en suicidarte, tu vida vale mucho por ti misma y por tu mama. Lo que estás haciendo por ella es muy noble, si fueses tu mi hermana estaría super orgullosa de ti y agradecida. ¡¡¡Sigue adelante guerrera!!!
Algún día te sentirás feliz de haber tenido la oportunidad de cuidarla como lo estás haciendo. Y aunque creas que nadie nota tu esfuerzo, pues yo he leído tu historia y aquí estoy escribiéndote.
Me siento muy feliz cuidando a mi madre con Alzheimer, y la agradezco a Dios por haberme dado la oportunidad de ser Yo quien la cuide y no otra persona que me le vaya a dar mal trato. “Gracias Dios Mío “. Porque tampoco me siento cargando una cruz pesada. Estoy muy agradecido de la vida y me siento muy bien; mi mamita es una niña pequeña que Dios ha puesto al cuidado mío, y tengo que cuidar de ella, ya que Dios me da el tiempo y la disponibilidad para hacerlo. Nuevamente “Gracias Dios Mío”.
Me veo tan reflejada en estos mensajes. Llevo 12 años con mi madre enferma de alzheimer, durante 8 años estuve cuidándola y nunca me separé de ella.
Por circunstancias de la vida los últimos 4 años no he podido cuidarla, sólo he podido verla 1 ó 2 veces por semana… Ahora la familia estamos pensando en llevarla a una residencia, es muy difícil atenderla ya que apenas puede caminar. Aparte el cansancio ya está haciendo mella en toda mi familia, padre, hermano y yo incluida.
Se me parte el alma, he hecho todo lo que he podido por ella y Dios sabe cuánto me gustaría llevármela conmigo pero por problemas míos de salud me resulta imposible.
Es muy duro, lloro todos los días de mi vida por ella, la quiero tanto. A mí siempre me ha ayudado saber que mi madre me quería con toda su alma y su corazón, nunca me ha importado lo qué recuerda o no, nunca me ha parecido una extraña. Sus ojos siempre buscan mi mirada, de cariño y aunque no sepa que soy su hija siempre ha sabido que soy alguien especial y su cara se ilumina cuando me ve.
Pienso que si sufren, y mucho. Yo hablaba con ella horas y horas, ella no seguía las conversaciones pero yo le hablaba igualmente, le contaba todo lo que hacía o pensaba, le contaba anécdotas, chistes, le cantaba, rezaba con ella, etc. si tenía algún problema se lo contaba, si tenía buenas noticias ella era a la primera a la que se lo contaba. A pesar de lo terrible de la enfermedad puedo decir que estos años han sido estupendos junto a mi madre, nunca los voy a olvidar y atesoro cada momento junto a ella.
Esta enfermedad me ha roto el corazón pero no es nada comparado con lo que le ha hecho a ella. Y por ella es por lo que lucho y lucharé eternamente, y eso no hay alzheimer que lo detenga.
De casualidad encontré este chat sobre el Alzheimer y cada experiencia y comentario me ha ayudado mucho, lo cual les agradezco enormemente. Tengo el caso de una persona muy querida quien esta’ iniciando la enfermedad. Ser consciente de lo que le esta’ pasando es muy duro. Su angustia es enorme.
Quiero ser un apoyo para ella. A veces quiero consolarla y darle fuerza. Toda su vida ha sido muy luchadora. Pero hay momentos en que se me acaban las palabras y pienso que lo mejor -en algunos momentos- es callar y dejarla expresar su dolor. Sabe lo que le espera yeso duele mucho.
Cuando uno tiene familiares o amigos con esta enfermedad desea tener ayudas constantes y palabras de ánimo para volver a tener la confianza perdida acerca de la salud.
Es muy triste ver que ya el familiar X ya no está mentalmente contigo que ya no puedes contarle nada porque no te entenderá, que el/ella tienen su mundo, que no sabes cómo actuar en algunos momentos, que la tristeza te agobia tanto que lo único que quieres es llorar. Y sí, duele mucho el estar viviendo con esto.
«Si se trata de su padre o su madre, el único modo de afrontar con algo más de serenidad este drama es decirse a sí mismo que tiene que ocuparse de él o ella de la misma manera que se habían ocupado de usted cuando era niño»
¿Y si esa persona fue una mal tratadora y no nos cuidó en la infancia, cómo se puede cuidar a esa persona sin caer en un trastorno mental? Y sí, he mirado asistentes sociales y psicólogos pero todos dicen lo mismo: que hay que apechugar porque esta gente está enferma.
Sobre los cuidadores, como si nos acabamos por tirar de un 5º. Como si hay que interrumpir nuestra vida laboral cuidando a gente así, porque el resto de la familia se desentiende y solo ve a una pobre ancianita desvalida. No ve los cardenales ni el maltrato gestado durante demasiados años.
Qué pena que la sociedad no esté preparada para cuidar a los cuidadores que vienen de familias donde hay que cuidar a mal tratadores/as.
Perdonad las palabras, pero yo hace tiempo que no vivo.
Mi madre tiene alzhéimer. Aún ella hace sus cosas sola, como vestirse, bañarse y comer, y yo le preparo sus alimentos, le lavo la ropa y hago todo lo demás de la casa. Mi madre cambió, ya no es la de antes y yo aún no lo acepto. No me gusta en lo que se ha convertido, no puedo hablar con ella porque le cuento algo y creo que me está entendiendo y escuchando, pero no es así y es frustrante. Le explico cosas que me pregunta, pero es por gusto porque no entiende nada, por eso ya ni le digo nada, hacerlo me duele. Yo jamás he cuidado de nadie, siempre he tenido problemas con la depresión y ansiedad debido a una condición con la que nací y para mantenerme estable necesito un ambiente tranquilo, libre de estrés. Soy su única hija me cuesta bastante vivir y seguir adelante cada mañana y ahora pasa esto, a mi madre le da esa enfermedad. La desconozco, a veces la evito y no quiero hablarle, la atiendo en sus necesidades básicas como prepararle la comida, tenerle su ropa y habitación limpia y darle sus medicinas a su hora, pero nada más. Siento miedo, incertidumbre y desconcierto, y además me siento un asco de persona por no poder darle ese amor que tanto mencionan. El otro día llorando que exploté le dije: no te quiero porque tú no eres mi madre; ya no te quiero más, quiero a mi madre de antes, no te quiero a ti. No pude controlarme y exploté y le dije eso. Luego quise morir. Es como si la madre que siempre conocí hubiese muerto y la que está ahí es una desconocida. Nadie puede ni quiere ayudar ni hacerse cargo de ella, ya que la familia es chica y todos tienen su vida, problemas y responsabilidades. Hago un gran esfuerzo para que ella me vea fuerte, pero cuando ya no doy más exploto. También lloro a escondidas para desahogarme, tengo sueños constantes con la madre que perdí, la veo como era hace 2 años y siento dolor en el alma… Es como haber quedado huérfana, abandonada sin madre. No puedo con todo esto, es horrible lo que he escrito pero siento rabia y quiero a mi madre de regreso. No quiero a la madre que tengo ahora.