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Así impacta la “pobreza de tiempo” en su salud

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En un mundo que nos exige hacer cada vez más, la “pobreza de tiempo” se convierte en un problema creciente. Y es que esta falta de horas para el autocuidado afecta directamente a nuestra salud, ya que el descanso y la desconexión quedan relegados a un segundo plano. Por ello exploramos el impacto de esta carencia y algunas estrategias para que no afecten a nuestra salud.

El actual estilo de vida nos empuja a querer hacer cada vez más cosas en un tiempo que no deja de ser limitado. Porque, por mucho que queramos que el día dure más de 24 horas, esto es algo imposible.

Como consecuencia, muchas personas se enfrentan a la denominada “pobreza de tiempo”. Este término hace referencia a la falta de tiempo que se experimenta cuando uno quiere dedicar algunas horas del día a sí mismo o a actividades esenciales para el bienestar.

Y se trata de un importante factor de riesgo para la salud, como está a punto de comprobar.

Factores que contribuyen a la pobreza de tiempo

Este concepto, acuñado hace relativamente poco, ha sido analizado a fondo por un grupo de investigadores españoles. Su objetivo era poner bajo el foco de atención los riesgos que implica para la salud el no contar con períodos para el autocuidado. (1)

Para ello se realizaron encuestas a unas 1.000 personas de entre 16 y 64 años. Los participantes comentaron, entre otras cuestiones, cómo percibían su estado de salud en general, y mental en particular, además del intervalo del día que dedicaban al descanso y a relajarse o si realizaban algún tipo de ejercicio físico.

El análisis de esos datos determinó los principales factores que contribuyen a esa pobreza de tiempo.

Por un lado, está el cuidado de los nietos, hijos u otras personas dependientes, que ocupa buena parte del día, y que resulta especialmente duro para quienes deben compaginar ese cuidado con su propio trabajo.

Y por otro lado tenemos, precisamente, las largas jornadas de trabajo.

Ahora bien, a este respecto cabe señalar que el estudio se realizó con personas asalariadas, por lo que el intervalo dedicado al trabajo era uno de los principales factores. No obstante, los investigadores han señalado que sus conclusiones pueden extrapolarse al resto de la población, ya que también tiene un gran peso el primer factor indicado.

Sus efectos sobre la salud

La principal conclusión de la encuesta es clara: dedicamos más horas a nuestro trabajo (ya sea remunerado o el que se realiza en casa) y al cuidado de los demás, que a nuestro propio cuidado.

Dicho de otro modo, como no hay suficientes horas al día para hacer lo que debemos, tendemos a sacrificar las actividades que realmente necesitamos para mantenernos sanos.

Y entre estas cobran especialmente importancia:

Encuentro Artrosis

  • El cuidado de la salud mental

El constante estrés a causa del ritmo de vida tan acelerado puede acabar en trastornos de ansiedad o agotamiento emocional. Sin embargo, lejos de acudir a expertos que nos ayuden con este problema o, directamente, tachar algunas “tareas pendientes” de esa lista infinita de quehaceres, intentamos mantener el ritmo. Y al final eso hace que el problema vaya a más y pueda derivar, incluso, en una depresión… que también se agravará si no se trata de manera adecuada.

  • Sueño insuficiente o de mala calidad

El descanso de calidad es uno de los grandes afectados. Muchas personas sacrifican horas de sueño para levantarse antes y empezar a hacer cosas en casa o en el trabajo. O, por el contrario, se acuestan más tarde para poder acudir a eventos culturales, reuniones con amigos, etc. Y a veces las dos cosas a la vez.

¿El resultado? Las horas dedicadas al descanso pasan a ser solo 6 o incluso menos, lo que afecta a nuestra capacidad de concentración, además de estar asociado a problemas de salud tan graves como hipertensión, diabetes, trastornos metabólicos…

  • Falta de ejercicio físico

Es otro de los grandes perjudicados. ¿Cuántas personas empiezan a hacer ejercicio, conscientes de que apenas se mueven en el día a día, solo para dejarlo antes incluso de que se asiente ese hábito?

De nuevo, las prisas y los quehaceres diarios hacen que el ejercicio se quede al final de la lista de prioridades. Y esto es una verdadera pena, pues está ampliamente demostrado que ayuda a prevenir todo tipo de afecciones cardíacas y metabólicas.

¿Cómo evitar la pobreza de tiempo?

Las siguientes estrategias pueden ayudar a reducir su impacto sobre la salud:

  1. Dedique al menos 7 horas a un descanso de calidad. Es cierto que a veces es más fácil decirlo que hacerlo. Por ello, si con su jornada ve que no alcanza ese mínimo de horas, no dude en incorporar nuevas rutinas de sueño. Por ejemplo, si entre semana tiene que levantarse pronto, acuéstese antes. Incluso si tiene la sensación de que es “demasiado pronto”.

En realidad, la idea de acostarse tarde, incluso pasadas las doce de la noche, ha sido autoimpuesta por una sociedad que cada vez nos exige más. Por ello debe desecharla y centrarse solo en aquello que le ayude a cuidar de su salud.

  1. Incorpore actividades físicas a la jornada. Si no puede dedicar la tarde o la mañana a hacer ejercicio, puede aprovechar momentos del día para moverse. Por ejemplo, camine durante los descansos del trabajo, haga la compra andando, suba las escaleras en lugar de usar el ascensor… Incluso si son ejercicios breves o poco intensos, tienen un impacto muy positivo sobre su salud.
  2. Planifique momentos de desconexión. Dentro de la lista de tareas pendientes, no olvide apuntar “tiempo para mí”. Aunque solo sean unos minutos al día. Contar con esos instantes de desconexión, ya sea leyendo, meditando o practicando su afición favorita, le ayudará a reducir el estrés diario (y sus consecuencias para la salud).
  3. Busque apoyo y no tema pedir ayuda. Directamente relacionado con el punto anterior, debemos aceptar que es imposible hacer en un único día todo lo que queremos. Sobre todo, si queremos hacerlo nosotros solos. Por ello, antes de ponernos más cargas sobre nuestros hombros, atrevámonos a pedir ayuda.

Este último consejo resulta clave en el cuidado de personas enfermas, ya que exige un trabajo constante. Si es su caso, le invitamos a ver este vídeo lleno de consejos para cuidadores de enfermos de alzhéimer. Corresponde al encuentro que tuvimos con Natalí Pintos, experta en el acompañamiento a cuidadores. Sus consejos le resultarán muy útiles si se encuentra en esta situación.

Y un último apunte para no prescindir del autocuidado, en este caso en relación con el ejercicio físico. Y es que a veces se produce una falta de motivación porque no se consiguen los resultados esperados. Por eso le animamos a leer este Tener Salud sobre Ejercicio físico: ¿cuándo empiezan a verse los resultados?

Fuentes

  1. Artazcoz L, Cortès-Franch I, Arcas MM, et al: “Time poverty, health and health-related behaviors in a Southern European city: a gender issue”. Epidemiol Community Health. 2024.  

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