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Plantas que no curan nada en particular… ¡pero curan todo en general!

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Una planta adaptógena es una planta que aumenta la capacidad del cuerpo para manejar todo tipo de estrés, sea cual sea su origen:

  • El físico.
  • El anímico o intelectual.
  • El provocado por una enfermedad.
  • El provocado por un cambio importante (un traslado, la jubilación, una separación…).
  • El generado por el ruido.
  • El causado por la contaminación, los medicamentos, etc. a nivel celular.

Sé que es difícil de creer que una sola planta pueda ayudarnos a todos esos niveles, pero lo cierto es que es así.

La creación del concepto “adaptógena” se atribuye al toxicólogo ruso Nicolaï Lazarev en 1947. Lazarev testó los efectos de ciertas plantas sobre hombres expuestos a condiciones de vida extrema en la URSS, especialmente los mineros del este de Rusia, y en sólo unos años estableció que el consumo regular de ciertas plantas podía aumentar la resistencia del organismo a todo tipo de estrés, ya fuese emocional, mental o físico.

Las personas que consumen estas plantas se ven, por ejemplo, menos afectadas por las enfermedades infecciosas y por el envejecimiento celular.

Una acción correctora y reguladora

Pero los beneficios de las plantas adaptógenas no se quedan ahí. También poseen una sorprendente función reguladora sobre el organismo, permitiéndole:

  • Subir y bajar la tensión arterial según sea ésta demasiado baja o demasiado alta.
  • Elevar o hacer bajar la temperatura corporal según se necesite.
  • Estimular o calmar al sistema nervioso.
  • Hacer ganar o perder kilos.

Estas plantas tienen, por tanto, la sorprendente capacidad de ayudar al cuerpo a recuperar su estado normal, natural y saludable.

De hecho, en la medicina tradicional china la noción de “adaptógena” existe al amparo del concepto de los “tónicos superiores”, que son las sustancias que regulan las diversas funciones del cuerpo, aumentan la energía y favorecen globalmente la salud aunque no traten ninguna dolencia específica.

Plantas fuera de lo común

Ahora bien, por supuesto que se trata de plantas un tanto fuera de lo común.

De entre los cientos de miles de especies de plantas censadas, apenas una mínima parte son consideradas adaptógenas. Entre ellas destacan:

  • El Panax ginseng, más conocido simplemente como “ginseng” (el término “panax” significa “lo que todo lo cura” en griego, y de hecho la misma raíz puede verse en la palabra “panacea”).
  • El eleuterococo (Eleutherococcus senticosus), también llamado “ginseng siberiano”. (1)
  • La rodiola (Rhodiola rosea).
  • El astrágalo (Astragalus membranaceus o Astragalus propinquus).
  • El lapacho (Tabebuia adenophila), un árbol propio de Sudamérica.
  • Y la Schisandra chinensis o “baya de los cinco sabores”.

Aun así, esta no es una lista oficial, y hay autores que prefieren excluir varias de estas plantas y añadir otras:

  • La ashwagandha (Withania somnifera).
  • La zarzaparrilla o zarza morisca (Smilax aspera).
  • La Codonopsis pilosula, conocida también como “ginseng del hombre pobre” o “ginseng bastardo”.
  • La albahaca india o tulsí (Ocimum sanctum u Ocimum gratissimum).
  • El tríbulus (Tribulus terrestris).
  • El hongo Cordyceps sinensis.
  • La maca (Lepidium meyenii).

Ya lo ve: no son centenares, pero tampoco una ni dos. Y tampoco son las más comunes. Pero merece la pena conocerlas y hacerse con alguna de ellas para extraer todos los beneficios que pueden aportarle.

Ponga una planta adaptógena en su vida

Y es que, si todavía no lo hace, ¿por qué no se anima a probar los fantásticos beneficios de las plantas adaptógenas?

Son excelentes para sobrellevar mejor nuestro ajetreado estilo de vida y combatir los efectos nocivos de los tóxicos presentes en la alimentación, los fármacos, los ambientes contaminados, el humo del tabaco, etc.

Por algo uno de nuestros herboristas de referencia y autor de numerosos artículos en Plantas & Bienestar, Christophe Bernard, las considera “absolutamente indispensables a día de hoy”. (2)

Hacer una cura a base de plantas adaptógenas le permitirá vivir menos estresado y tenso, tanto física como emocionalmente, y a la vez sentirse más enérgico.

Y si cree que esto es una contradicción, déjeme que le diga que no es así. En realidad, el estrés desencadena un efecto paralizante, y se ha demostrado que en el ámbito laboral disminuye el nivel de atención y la memoria. (3)

Qué planta adaptógena elegir

Si lo desea, puede optar no sólo por una, sino por varias plantas adaptógenas. En los establecimientos especializados encontrará ampollas o cápsulas con las mezclas ya hechas, si bien mi consejo es, al menos para comenzar, ir a lo más simple: elija una planta que encuentre con facilidad y tómela para comprobar sus efectos sobre su organismo.

Por lo general, aunque depende de dónde viva, esta planta podría ser tanto el ginseng como el eleuterococo (ginseng siberiano), dado que son de las más conocidas y, por tanto, las más corrientes y distribuidas.

Ahora bien, no significa que sean las mejores -y mucho menos para usted en concreto-. Se trata simplemente de hacer una prueba. Después, si cuenta con algún herborista de confianza, haría bien en conseguir rodiola, lapacho, maca o ashwagandha y hacer una nueva prueba con alguna de ellas. Terminará encontrando a su “pareja ideal” dentro de las plantas adaptógenas, se lo aseguro.

Y es que el que una persona interesada por las plantas y sus beneficios para la salud nunca haya probado una cura de este tipo equivale a que una persona amante de la música clásica nunca haya escuchado a Beethoven, o que alguien a quien le guste el cine nunca haya visto una película de Spielberg.

Tisanas estación

Es decir, ¡que es algo imprescindible!

Ahora bien, usted tendrá que elegir la planta que más le guste o mejor le siente. O incluso preparar su propia mezcla.

Nadie puede saber cómo actuarán en su caso concreto (más deprisa o más despacio, mucho o poco…). Eso tendrá que comprobarlo usted mismo, con su experiencia. ¡Ya ve que tiene un amplio abanico a su disposición para comenzar a hacerlo! Y, en caso de duda, consulte con su médico o herborista de confianza.

Las dosis que debe respetar

El eleuterococo puede tomarse en forma de tintura, a razón de entre 60 y 100 gotas dos veces al día, o en forma de raíz en polvo, preparándola en decocción (se ponen 1 ó 2 cucharaditas bien llenas en medio litro de agua y se mantiene en ebullición durante 10 minutos, para luego dejarlo reposar tapado durante 1 hora antes de beberlo).

El caso del ginseng es sencillo porque en tiendas especializadas se pueden encontrar muy fácilmente ampollas listas para tomar. Aunque la recomendación general es seguir las indicaciones del fabricante, en formato cápsula lo normal es tomar 2 cápsulas de 500 mg de raíz en polvo una o dos veces al día (nunca de noche). También se puede optar por la tintura, de la que debe tomar 50 gotas cada mañana.

La rodiola, por su parte, ha sido objeto de multitud de investigaciones científicas en cuanto a sus propiedades terapéuticas antidepresivas y antiestrés. Y según todos estos datos la Agencia Europea del Medicamento (EMA) recomienda para adultos una dosis diaria de entre 144 y 400 mg (administrada por vía oral en forma de cápsulas). (4)

Si elige la ashwagandha, tome 40 gotas de tintura 3 veces al día o media cucharadita de raíz en polvo en infusión dos veces al día, por la mañana y por la noche.

Qué precauciones tomar

Lo normal es que en sólo tres o cuatro semanas ya sienta los efectos del tratamiento que haya decidido seguir. Las plantas adaptógenas darán un “empujón” a su vida y su cuerpo y su mente funcionarán más y mejor gracias a ellas. Pero eso también implica que su cuerpo consumirá más nutrientes esenciales.

El riesgo está, por tanto, en llevar al organismo demasiado lejos, más allá de sus capacidades, sin darse cuenta.

Y es precisamente nuestro experto Christophe Bernard, citado más arriba, quien le advierte de ello. (5)

En ese sentido, yo recomiendo acompañar el tratamiento adaptógeno con la toma de un buen complemento multivitaminas y multiminerales, sobre todo con elevados aportes de magnesio (en estos casos es todavía más importante de lo que ya lo es normalmente, dado que el estrés aumenta las necesidades de este mineral).

Y, a pesar de todo, puede que no sea suficiente. Lo mejor será que abandone el tratamiento con plantas adaptógenas si tiene la impresión de que su efecto se está volviendo el contrario. Es algo muy típico pasados varios meses -y el gran inconveniente, si me lo permite, de las plantas adaptógenas-: no pueden ser usadas permanentemente, ya que el organismo no puede ser estimulado de esa forma hasta el infinito. (6)

En realidad, las plantas adaptógenas deberían ser usadas únicamente como apoyo para los momentos más difíciles o de “bajón”, ante un reto o una época de cambio… ¡No para llevar una vida de locos permanente!

Los primeros meses del año, que a muchos se les hacen un poco “cuesta arriba”, pueden ser un buen momento para probarlas. Y es que, si la necesita, ¿por qué iba a desaprovechar la ayuda completamente natural e inocua que le brindan las plantas?

 

Fuentes:

  1. Pierre Lefrançois y Françoise Ruby. “Eleuterococo. Productos de salud natural”. PasseportSanté.net. Nov. 2009.
  2. Christophe Bernard. “Vertus des plantes médicinales”. Althea Provence. Jun. 2014.
  3. Sandstrom A et al. “Cognitive deficits in relation to personality type and hypothalamic-pituitary-adrenal (HPA) axis dysfunction in women with stress-related exhaustion”. Scand J Psychol. 2011 Feb;52(1):71-82.
  4. “Committee on Herbal Medicinal Products (HMPC) Community herbal monograph on Rhodiola rosea L., rhizoma et radix”. EMA/HMPC/232091/2011.
  5. Christophe Bernard. “Plantes adaptogènes”. Althea Provence. Dic. 2015.
  6. “Committee on Herbal Medicinal Products (HMPC) Community herbal monograph on Panax ginseng C.A. Meyer, radix”. EMA/HMPC/321233/2012.


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