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Proteja su derecho a los beneficios de la luz natural

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Los beneficios de la luz natural no están considerados derechos humanos como tales. Sin embargo, hay países, incluido el nuestro, en los que las leyes sí contemplan este derecho.

Imagínese vivir en una casa en la que la ventana de su dormitorio o de su salón tuviese tan cerca el edificio de enfrente que casi pudiese tocarlo. Problemas de falta de intimidad aparte, no podría ventilar bien pues apenas le entraría dentro el aire fresco.

Y con seguridad no le entraría el sol, ni su luz natural ni el calor que emite, tan valorado, especialmente en invierno. Por desgracia, muchas personas, sobre todo en las ciudades, viven así porque tienen un edificio enfrente, muy cerca, que les hace sombra casi todo el día o porque habitan en viviendas con pocas ventanas o porque son de interior.

Disfrutar de la luz natural, de todo lo que nos ofrece el sol y también del aire libre es un derecho. Y si no que se lo digan a los británicos…

Beneficios de la luz natural

No está reflejado como tal en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, pero el “derecho al sol” y los beneficios que ofrece la luz natural bien podrían concebirse, pues la existencia del ser humano depende de la luz natural.

En Reino Unido, por ejemplo, sí existe un “derecho a la luz” ¡protegido por ley desde 1832! En ella se prohíbe que nadie construya una casa y que tape (o casi) las ventanas de los vecinos, impidiendo así que disfruten de la luz natural.

Pero, ¿qué ocurre en España? Como tenemos tantas horas de luz solar al cabo del año uno podría pensar que aquí no es necesario que exista ese derecho a la luz del astro rey. Que es más apreciado en países en los que el cielo permanece buena parte del tiempo cubierto de nubes.

Sin embargo, lo cierto es que sí contamos con leyes a favor de la luz solar. ¡Y están recogidas en el Código Civil! En él se incluye la prohibición de dejar sin luz natural a un vecino construyendo, por ejemplo, un muro pegado a su ventana.

La luz natural y el estado de ánimo

Disponer de buena luz natural, de ventanas amplias por las que entre el sol, su luz, su calor y también el aire libre no solo es algo muy agradable, más si cabe si se acompaña de un bello paisaje. Es también una cuestión de salud.

Sin duda, la luz natural tiene múltiples ventajas e influye en nuestro estado de ánimo.

Por ejemplo, las principales causas de la melancolía y el trastorno afectivo estacional (un tipo de depresión que ocurre solo en un período específico del año, como el invierno) son la falta de luz solar y la disminución de la serotonina (neurotransmisor clave en el estado de ánimo).

Y es que la exposición al sol estimula la producción de serotonina, lo que mitiga la tristeza.

Y este es solo un ejemplo. El ser humano segrega hormonas que mantienen en equilibrio al organismo gracias al ciclo día-noche. Este es un patrón que se repite cada 24 horas como resultado de la rotación completa de la Tierra alrededor de su eje, lo que produce el cambio entre los principales estados de luz.

Tisanas estación

Entre las hormonas más importantes están:

  • Melatonina. Se produce en la glándula pineal durante la noche y ayuda a regular el ciclo sueño-vigilia.
  • Cortisol. Fabricada en las glándulas suprarrenales, se secreta en mayor cantidad durante la mañana para ayudar a mantener la energía y la alerta durante el día.
  • Hormona del crecimiento. Se desarrolla durante el sueño profundo y es esencial para la reparación de tejidos.
  • Testosterona. Es una hormona sobre todo masculina que se produce en los testículos y que se secreta durante las primeras horas del día.
  • Estrógeno. Crece en los ovarios de la mujer y se produce en mayor cantidad durante la mañana.

La segregación de todas estas hormonas depende de factores diferentes y uno de ellos “fundamental” es la cantidad de luz que recibimos.

Si el ciclo día-noche (o ciclo luz-oscuridad) se altera porque disminuye el flujo luminoso natural requerido por el día, se provocan desajustes en la salud y en el bienestar psicológico y emocional de las personas. Esto ocurre también por el uso excesivo de la luz artificial.

También el descanso depende de la luz natural

Y con la falta de luz natural no solo nos jugamos el bienestar psíquico. También el físico. Se ha demostrado que recibir luz natural ayuda a regular los patrones de sueño y por lo tanto mejora nuestro descanso, lo que hace que nos sintamos mejor físicamente.

En los meses de invierno los estudiantes analizados en una investigación tardaban unos 35 minutos más de media en irse a dormir, en comparación con los meses de verano. Y en invierno sus ciclos circadianos se retrasaban hasta 40 minutos con respecto al verano.

Esto es importante porque confirma que dependiendo de si se recibe luz natural o artificial, ese reloj interno que nos marca cuándo debemos dormir o despertarnos se adelanta o se retrasa. En consecuencia, al día siguiente estaremos más o menos descansados.

En definitiva, lo óptimo es vivir en una casa con profusión de ventanas y con la menor cantidad de obstáculos delante de las mismas.

¡Y ojo que la orientación también es muy importante! La mejor ubicación de la vivienda es “mirando” al sur porque tendrá más horas de sol. Si los ventanales de su casa dan al este tendrá muy buena radiación solar al amanecer y si es al oeste disfrutará del atardecer. El norte es agradecido en los meses más cálidos del verano pero en invierno ofrecerá poca luz.

Experimentará así los efectos saludables (¡y gratuitos!) de la luz solar y lo notará en su mejor estado de ánimo y en una excelente calidad del descanso. Aproveche los beneficios de la luz natural.

Fuentes


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