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Enfermedades: ¿nacen o se hacen?

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¿Le gustaría saber qué enfermedades va a padecer en el futuro o prefiere ignorarlo? Por supuesto, no estamos hablando de adivinación, sino de probabilidades genéticas determinadas científicamente.

Gran parte de lo que somos y seremos está escrito en nuestros genes. El color de los ojos, el de la piel, si tendremos el pelo liso o rizado, rubio o moreno… Pero lógicamente no sólo se trata de información relacionada con el aspecto físico, sino también con si padeceremos una enfermedad concreta o nuesrtra predisposición a sufrirla, nuestra resistencia a las infecciones, a las agresiones externas…

Por ejemplo, una mutación dañina en los genes BRCA1 y BRCA2 (que producen proteínas supresoras de tumores), que se hereda, aumenta claramente en las mujeres el riesgo de padecer cáncer de mama y de ovarios. Así, del 55 al 65% de las mujeres que heredan una mutación dañina del BRCA1 y el 45% de las que la heredan en el BRCA2 tendrán cáncer de mama a los 70 años. Y el 38% de las que heredan una mutación del BRCA1 y del 11 al 17% de las que la heredan en el BRCA2 tendrán cáncer de ovarios a esa edad. (1) (2)

Si es usted mujer, ¿querría saberlo?

Hay a quienes les supone la tranquilidad de contar con más información para tomar decisiones sobre su salud (por ejemplo, respecto al ejercicio, la alimentación o el estilo de vida) encaminadas a disminuir sus probabilidades de enfermar.

Otras personas, por el contrario, prefieren no tener que vivir con esa especie de espada de Damocles sobre sus cabezas, que les puede generar angustia de forma innecesaria.

En este contexto quiero hablarle hoy de un interesante estudio que ha llevado a cabo el grupo de investigación en cáncer colorrectal del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell), en Barcelona, y de la que acaba de hacerse eco la publicación científica Scientific Reports. (3)

Han desarrollado el primer modelo de predicción del riesgo de cáncer de colon y recto basado en datos de todo el país que combina información genética con estilos de vida.

Un modelo de riesgo es un instrumento matemático que permite hacer una predicción de quién tiene más probabilidades de padecer una determinada enfermedad, en este caso cáncer de colon y recto (que, dicho sea de paso, es el tipo de cáncer más frecuentemente diagnosticado en nuestro país, por delante del de próstata, pulmón, mama y vejiga). (4)

En otras palabras: con la probabilidad de tener cáncer de colon, ¿se nace o se hace?

Para responder a esta pregunta, los investigadores partieron de los datos del estudio “MCC-Spain”, en el que 10.183 personas de entre 20 y 85 años se inscribieron en 23 hospitales y centros de atención primaria en varias comunidades autonómicas de España (Cataluña, Madrid, Asturias, Navarra, País Vasco, Murcia, Cantabria, Andalucía, Valencia, Castilla y León). A todas ellas se les realizó también una detallada entrevista personal para analizar los factores de riesgo conocidos (consumo de tabaco, ejercicio físico, índice de masa corporal, alcohol, medicamentos y antecedentes familiares de cáncer, entre otros), además de tener en cuenta datos objetivos como el peso y analizar en detalle su dieta (con factores tales como el consumo de carne de todo tipo, vísceras, carne procesada, vegetales…). Además, a un subgrupo de 1.336 casos de cáncer colorrectal y 2.744 controles se les hizo un análisis de sangre para detectar la predisposición genética de desarrollar un cáncer de colon y recto y se les tomaron muestras biológicas. Se tuvo en cuenta la edad, el sexo y la región en cada caso, para asegurarse de la representatividad del modelo al evaluar el peso de los hábitos de vida y la genética al analizar el riesgo de padecer este tipo de cáncer.

¿Estilo de vida o genética?

Una vez metida toda esta información en la coctelera matemática, y analizada de forma científica, llegó el resultado en forma de conclusión categórica por parte de los investigadores: el estilo de vida determina más el riesgo de cáncer que la genética.

Así, el equipo de investigación ha calculado que si se cambia un estilo de vida (por ejemplo, si se mantiene un peso saludable) esto puede compensar el tener cuatro puntos (lo que se denomina alelos de riesgo) de predisposición genética.

Fíjese por ejemplo en este gráfico, en el que se muestra la contribución individual y acumulada de cada factor de riesgo vinculado al estilo de vida en la probabilidad de sufrir cáncer colorrectal.

La línea discontinua de la izquierda (roja) indica la contribución individual de cada variable (consumo de carne roja, práctica de ejercicio físico, consumo de fármacos antiinflamatorios no esteroideos, índice de masa corporal, etc.) y la línea continua de la derecha (negra) indica la contribución acumulativa, de abajo hacia arriba.

Tisanas estación

La moraleja de este estudio es fácil de extraer: sea cual sea su predisposición genética, si quiere minimizar su riesgo de sufrir cáncer colorrectal, actúe sobre las variables que están en su mano y que tanto influyen en el riesgo de padecerlo. En otras palabras: concéntrese en mejorar aquello relacionado con el estilo de vida, que puede modificarse y que afortunadamente tiene un peso mayor que lo que determina nuestra genética, que simplemente heredamos de nuestros padres.

En realidad, esta “receta” es aplicable a la prevención de cualquier tipo de enfermedad si quiere apostar seriamente por la salud.

Las caras de la ciencia

En Tener S@lud, como en todas nuestras publicaciones, creemos en la ciencia y en la investigación. En todo el mundo, apasionados equipos de investigadores dedican sus vidas al conocimiento de las enfermedades y realizan importantes avances capaces de disminuir el dolor y curar enfermedades de millones de personas.

La mayoría de las veces sus nombres y sus caras permanecen anónimas para el gran público fuera de los circuitos de sus especialidades, quedando limitadas a una anotación a pie de página en los escritos en los que se les cita. Como hacemos nosotros mismos en cada texto de Tener S@lud, incluyendo referencias científicas y bibliográficas, para que los lectores puedan profundizar en la materia si así lo desean.

Hoy, que le hemos hablado de este estudio, queremos aprovechar para rendir un homenaje a tantos y tantos investigadores cuyo trabajo sirve para mejorar la vida de todos. Proceden de sitios tan dispares como el Amazonas, India, China, Estados Unidos, Francia, Alemania… o de un equipo de investigadores que trabaja cerca de su casa.

Así que aquí está el equipo de investigación en cáncer colorrectal del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell), liderado por el Dr. Víctor Moreno y del que también forman parte Gemma Ibáñez-Sanz, Anna Díez-Villanueva, M. Henar Alonso, Elisabet Guinó y Gemma Binefa.

Idibell es un centro de investigación en biomedicina creado en 2004 y ubicado en el Campus Bellvitge, un clúster biomédico y biotecnológico de instituciones sanitarias, entidades generadoras de conocimiento, centros de investigación y empresas del sector de ciencias de la vida y de la salud. Se financia con fondos públicos y privados y además los investigadores del instituto participan en diversos proyectos junto con otras instituciones nacionales e internacionales.

Los científicos del Idibell se organizan en tres grandes áreas temáticas, nueve programas de investigación y un total de 63 grupos, cada uno de los cuales investiga aspectos diversos de la biomedicina, principalmente el cáncer, las neurociencias y otras enfermedades prevalentes (diabetes, enfermedades cardiovasculares, etc.) a través del área de medicina translacional (que relaciona los hallazgos de la investigación con su repercusión clínica en la salud de las personas).

Desde Salud nutrición y bienestar, va nuestro agradecimiento a los científicos y la invitación a todos nuestros lectores a tomar las riendas de su propia salud actuando sobre las variables que tanta influencia tienen en ella y que están en su mano.


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